Durante la fiesta fin de curso del CEIP Félix Grande de Tomelloso, más de quinientas personas rindieron homenaje, en su despedida como presidenta del Ampa, a Eva María Ruiz Poveda, persona fundamental en la asociación de padres y madres, impulsora de grandes actividades y defensora de derechos colectivos de alumnos y familias.
Eva, como todos la conocen, llegó al centro hace dieciocho años, de mano de su hijo primogénito y, desde entonces, siempre ha participado de manera activa en la vida del mismo. Miembro de la junta directiva del Ampa desde hace nueve años, ha ostentado los cargos de secretaria y presidenta de la misma, mostrándose como una mujer comprometida con los valores del centro, sus compañeros de asociación, todas las familias y el claustro de profesores y profesoras.
En palabras de la directora del centro, Inmaculada Palacios, a Eva “la define la lealtad, el trabajo incansable, la implicación en la vida del colegio y el compañerismo. Para nosotros, los maestros y maestras, Eva no es una madre, es una compañera a la que hoy despedimos con profundo agradecimiento por todo lo que nos ha aportado. Eva nos ha dado su tiempo, no hay bien más preciado que se pueda regalar en beneficio de toda una comunidad”.

Por su parte la portavoz del Ampa, Rosa Carranza, señaló la energía de la homenajeada, su fuerza para sacar adelante cada proyecto, su calidad humana y su ejemplo a seguir por todos los miembros de la asociación. Agradeció de igual manera su trabajo en beneficio de los alumnos/as por encima de todo y le recordó que su casa seguiría siendo siempre el colegio y la asociación.
La homenajeada, visiblemente emocionada, agradeció el reconocimiento y señaló que era más lo que se llevaba que lo que dejaba. Su mochila cargada de buenos recuerdos y emocionantes momentos vividos superaba con creces aquellos otros que no habían sido tan gratos. Y recordó a las familias la importancia de implicarse en la vida de los centros, el compartir con sus hijos/as esos momentos escolares y acompañar a los claustros de profesores en su labor diaria.
Para finalizar los niños/as del centro vitorearon su nombre: ”Eva, Eva, Eva…” y fundiéndose en profundos abrazos con sus compañeros y la directora del centro, Eva dijo hasta luego a una familia y una casa que siempre la llevará en su corazón.