Con un guía de excepción, nada menos que el artista Pepe Carretero, los periodistas de Lanza tuvieron el privilegio de admirar una maravillosa exposición en pleno Barrio de las Letras de Madrid. En la recoleta calle del Amor de Dios, concretamente en la Galería Leandro Navarro, los amantes del arte pueden regocijarse contemplando las obras de la colección de Ernesto Wuthenow, que incluye trabajos de Antonio López Torres, Antonio López García y María Moreno, además de obras de Botero, Chillida, Lucio Múñoz, Antonio Saura o Isabel Quintanilla, entre otros.
Ernesto Wuthenow (Leipzig, 1904 – Wiesbaden, 1979), empresario y coleccionista alemán que se erigió en una importante figura de la España de los años 60 al ser socio fundador de la mítica galería Juana Mordó. Wuthenow comenzó a visitar España a partir de 1935, se estableció en el país en la posguerra y fundó la empresa Iberopiel. Tal y como cuenta Antonio López García en el catálogo de la exposición, el alemán tuvo una gran amistad con artistas del realismo español como Francisco López, Isabel Quintanilla, María Moreno y él mismo. También tuvo relación con otros como Antonio Saura, Enrique Gran, Luis Sáez, Eduardo Chillida, Lucio Muñoz y Amalia Avia.
En Alemania actuó como embajador de los pintores españoles de la galería Juana Mordó y, a través de su amplia red de contactos, les organizó diferentes proyectos expositivos en galerías de renombre. Por ejemplo, en 1977, en la galería del marchante Hans Brockstedt en Hamburgo preparó la exposición colectiva Spanische Realisten [Realistas españoles], en la que participaron Antonio López García, María Moreno,Francisco López e Isabel Quintanilla.
La singular herencia del coleccionista
Frank Harders-Wuthenow,nieto del coleccionista, cuenta en el catálogo de la exposición una deliciosa historia sobre su abuelo y la relación con los artistas. Ernesto, pensando que no había pagado lo suficiente por ellas, decidió que parte de las obras de su colección volvieran a manos de los propios artistas, quienes se enteraron de este gesto tras la muerte del coleccionista. Tras mucho sopesarlo, cada artista decidió aceptar una. Por ejemplo, en esta exposición podemos ver la recuperada por Antonio López, Vaso con flores y pared (1965).
En un ambiente sereno, alejado del bullicio de la calle, casi conventual que invita a reverenciar el arte, nuestro cicerone nos va describiendo las obras con rapidez, dado el poco tiempo que tenemos. Manos de Mari enguantadas para la pintura “Marilyn en Embajadores”, un dibujo de 1964 es la primera obra de “Antoñito” López García que nos sorprende; un óleo del genial manchego, La niña Carmen Torres, de 1961, que nos recuerda su primera época nos acerca a Lirios, un dibujo de 1965 que nos deja sin aliento. Vaso con flores y pared, el maravilloso cuadro que López heredó del coleccionista, es la última de las obras del artista que admiramos.
De María Moreno, la mujer de Antonio López, hay un retrato de Trinidad Vicente de 1959. Se trata de un óleo sobre tabla que anticipa a la genial pintora. De 1977 cuelga en la galería Ermita de Córcoles, un sutil dibujo a lápiz. Dos obras de Antonio López Torres forman parte de la muestra, dos paisajes inequívocamente manchegos, los dos sin título y los dos óleos sobre lienzo. Uno de 1968 y el otro de 1990 en los que el pintor muestra, como solo el sabe hacerlo, la luz de nuestra tierra.
