Los efectos del coronavirus se han dejado de notar en la educación, campo esencial de nuestra sociedad que siempre hay que cuidar al máximo. Responsables políticos buscan perfilar con todos los estamentos de la comunidad educativa como habrá de ser la finalización de este curso académico en sus distintos niveles. Cuestión de gran importancia que nos ha dado pie a hablar, precisamente, con un educador, Juan Carlos Domínguez, un malagueño afincado en Tomelloso desde hace veintiún años. Imparte clases en el Instituto Francisco García Pavón y se ha implicado de lleno con el Club y Escuela de Ajedrez de la ciudad donde sigue realizando una magnífica labor.
-Después de mes de confinamiento, ¿cómo es la vida sin alumnos para un profesor?
-Se echan de menos las rutinas, el trabajo del día a día y los objetivos que nos trazamos con los alumnos. Estamos en contacto telemático, pero la educación es el contacto directo y presencial con los alumnos.
-¿Cómo está trabajando con ellos desde la distancia?
-Hemos intentado que adquieran unas rutinas telemáticas, aunque no todos han mostrado la misma actitud hacia el trabajo. Ocurre lo mismo que en la educación presencial; el grado de interés y de aplicación varía de unos alumnos a otros, pero evidentemente tenemos que guiar a nuestros alumnos para salvar el curso de la mejor manera posible. Lo importante es que los alumnos no pierdan comba.
-A su juicio, ¿cómo tendría que finalizar este curso académico?
-Es difícil responder a esta cuestión. Estamos a 13 de abril, hemos superado las vacaciones de Semana Santa y tendríamos que empezar ahora el tercer trimestre. Hay mucha incertidumbre y todo estará marcado por la evolución de la pandemia. Si el confinamiento acaba en los primeros días de mayo se podrían retomar las clases en la segunda quincena de mayo o en la primera de junio; no sé, todo son conjeturas e hipótesis. Lo único cierto que sabemos es lo que ha dicho el presidente de Castilla-La Mancha que la EBAU será los días 6,7 y 8 de julio, un mes después de la fecha prevista. Tenemos que seguir esperando instrucciones de los de arriba.
-Se habla mucho de la evaluación, ¿cuál sería la mejor manera de llevarla a cabo?
-En mi departamento de Matemáticas, por el momento, tenemos aparcada la posibilidad de exámenes. Una evaluación hay que hacerla de la forma más justa y equilibrada, no nos podemos precipitar. De momento , vamos marcando pautas y tareas a los alumnos, con ejercicios on line que aparecen en distintas plataformas, resolviendo dudas en el Papas…Los alumnos me suelen preguntar cuando van a ser los exámenes de recuperación de la segunda evaluación, los de la tercera, pero no les podemos decir nada concreto al día de hoy.
-En una situación así preocupa el tema de la brecha digital, ¿cómo lo analiza usted?
-Es un aspecto muy a tener en cuenta porque a la hora de evaluar los alumnos tienen que competir en igualdad de oportunidades y esto actualmente no se da. Los recursos de wi-fi y el material informático del que disponen los alumnos no es el mismo. La evaluación a distancia es algo más complicado de lo que a primera vista parece.
-Sigue implicado en el club y la escuela de Ajedrez, un deporte que puede ser un buen apoyo para soportar este duro confinamiento, ¿no cree?
-Al contrario que sucede con la mayoría de los deportes, el ajedrez lo podemos seguir practicando sin ningún tipo de problemas en casa. Internet ofrece muchas posibilidades para jugar partidas y lo estamos aprovechando al máximo en el club. Además, nuestro presidente, Eduardo López, ha puesto en marcha una campeonato de partidas rápidas que está contando con una buena aceptación. Por supuesto, que echamos de menos cosas como darle la mano al contrario o el buen ambiente que se puede disfrutar en cualquier campeonato, pero hay que adaptarse a las circunstancias que nos ha tocado vivir.
-¿Considera que esta terrible pandemia nos hará reflexionar sobre nuestros pensamientos y modos de vida?
-Puede ser. Llevamos un tipo de vida muy acelerado, una vida social cargada de actividades que nos hace ir demasiado rápido. Este virus nos ha frenado bruscamente y creo que nos debe invitar a reflexionar, a priorizar qué puede ser lo importante y prescindir de lo superfluo. Darnos cuenta que compartir un café con un amigo o dar un paseo en el parque tiene mucho más valor del que pensamos.