Durante el fin de semana previo a los Santos, el de Halloween, Harúspices ha desarrollado en el antiguo colegio Doña Crisanta una escape room con tintes de pasaje del terror. La veterana asociación, en colaboración con el Ayuntamiento de Tomelloso, ha cambiado las risas carnavaleras por los gritos de miedo en un espectáculo que levantó mucha expectación y al que acudieron centenares de personas.
En “El pupitre de los inocentes”, que así se ha llamado esta singular actividad, los asistentes han recorrido diez escenarios con la participación de medio centenar de actores de la veterana peña carnavalera.
En la apertura del espectáculo, el sábado por la tarde, hizo de portavoz de la asociación Alba Ramírez, que también es concejala de Infancia. La edil apuntó que a Harúspices le gusta siempre sorprender “y creo que lo vamos a hacer con este espectáculo”. Una actividad, reiteró Alba Ramírez, que mezcla el pasaje del terror con un escape room. Explicó la edil que hubo dos pases, para niños y niñas y personas adultas, de un espectáculo terrorífico que duraba 30 minutos cada visita completa.
Alba Ramírez adelantó en la inauguración, que la actividad iba a gustar mucho y que se ha preparado “con muchas ganas e ilusión, sobre todo por retomar poco a poco la actividad”. En ese sentido, señaló que la veterana asociación estaba deseando llevar a cabo una actividad que moviese al público “con las medidas pertinentes, obviamente”, de todas las edades.
Los participantes entraban por una puerta del antiguo colegio Doña Crisanta, y tenían que ir superando pruebas hasta poder salir por otra puerta. Niños y adultos hacían el mismo recorrido, aunque a los últimos, los componentes de Harúspices intentaban asustarlos más
Una gran cantidad de público esperaba a las puertas del centro de asociaciones para poder “pasar miedo” con el original montaje de la peña.
“Una mañana de octubre, donde la niebla hacía presagiar que sería un otoño frío, al inicio de las obras de reforma del centro, los jefes de obra paralizaron estas al encontrar, entre las excavaciones, restos del material del colegio. Unos descubrimientos inquietantes que despertaron la curiosidad de todo el que los contemplaba y el silencio de aquellos que aún recuerdan el pasado del mismo”. Así empezaba el truculento recorrido en el que los visitantes encontraban pupitres, espalderas, crucifijos… Todo ello con enormes marcas rasgadas, escritos diabólicos y manchas de sangre que dio lugar a iniciar una investigación sobre lo que ocurría en torno a 1950 en una de las escuelas con más solera de Tomelloso.