Y feliz, añadimos, que era una de las cualidades que antes se percibía del Viñador 2024 en el ámbito agrícola, el recordado Hilario Díaz Plaza. Hablamos con uno de sus hijos, el que lleva su nombre, que asegura que era un enamorado de su oficio, siempre dispuesto a innovar, “la vida de mi padre era la agricultura”.
Se trata de un reconocimiento “que nos ha puesto muy contentos a la familia. Cuando conocimos la noticia fue una inesperada sorpresa, después de la pérdida de nuestro padre, de la que ya han pasado ocho meses, este reconocimiento nos ha alegrado mucho”. En ese sentido, Díaz da las gracias al pueblo de Tomelloso y a las asociaciones y colectivos “que han considerado que nuestro padre se merece un galardón muy importante”
Los cuatro hijos de Hilario Díaz se dedican, de una forma u otra a la agricultura, Juan Pedro, Hilario, Julia y Carlos. Incluso los vástagos del primero también son agricultores. Asegura Hilario que todos los hijos participaban en las labores “íbamos los cuatro con mi padre a hacer muchas faenas, hasta mi madre se unía cuando sembrábamos melones”. Y es que, “del campo sacó mi padre adelante una familia de cuatro hijos”.
“Mi padre —nos cuenta Hilario— cuando se independizó de mi abuelo empezó su andadura en solitario haciendo servicios a la agricultura, como hago yo en la actualidad. Él zanjeaba para plantar viñas, algo que se le daba muy bien”. Su hijo hace lo mismo, plantar viñas, pero con una tecnología impensable en aquellos años.
Tiene claro Hilario Díaz que su padre era un innovador que “aplicaba todas las novedades en su trabajo”, además de ser una persona comprometida con el sector “estuvo en las primeras juntas de la SAT Los Auriles y durante más de veinte años en la rectora de Virgen de las Viñas”. Siempre ha estado unido a una cooperativa “de la que mi abuelo Juan Pedro fue uno de los fundadores”. Insiste Hilario en el hecho de que su padre se apuntó a la evolución de la agricultura “siempre usaba maquinaria más puntera. Con respecto a Virgen de las Viñas siempre apostó por el cambio y las inversiones en tecnología novedosa”.
Era un enamorado de su profesión “a pesar de su edad, le gustaba ir todos los días, siempre interesado por todo. La vida de mi padre era la agricultura, su viña, sus melones y la Cooperativa”.