Con una gran entrada en el Marcelo Grande, Javier Gutiérrez y Luis Bermejo protagonizaron un sublime duelo interpretativo en una obra que discurre a un ritmo trepidante y con un humor descomunal que ha hecho disfrutar a los espectadores. La trama versa sobre un accidente en unos grandes almacenes el primer día de rebajas. Los clientes entran atropelladamente y se produce el siniestro con una señora que tiraba de la misma prenda. Una situación algo surrealista que provocará geniales entre dos actores inmensos que sostienen una curiosa dialéctica que irá mucho más allá de lo verbal y, a veces, desembocará en la agresión física.
Uno encarna al guardia jurado que pretende llegar hasta el final en la aclaración de lo ocurrido, el otro es el cliente que reafirma su inocencia y deseo de salir cuanto antes de ese sótano en el que le ha encerrado su interlocutor. Un hecho, aparentemente simple, generará controversias que llegan a una filosofía del absurdo y en una fracasado intento de buscar sentido a la propia vida. Además, de la trama principal aparece alguna otra historia colateral que engancha al respetable de principio a fin.
El traje es una comedia negra de Juan Cavestany en la que los dos personajes mantienen un pulso intelectual y físico lleno de tensión, crudeza, suspense y humor delirante. Una obra que alerta, en un tono de comedia realista, sobre cómo la voracidad del sistema nos convierte en depredadores y cómo el deseo de lo material pervierte la naturaleza humana más esencial. Aborda la corrupción política, la corrupción del alma, la soledad….en una hora y media de representación que pasa como un suspiro. Dos actorazos se ganan el jornal a pulso en una obra que les obliga a dar lo mejor de sí.
