Jesús Ortiz asegura que desde muy pequeño dejó Tomelloso para viajar y “siempre he llevado una cámara encima”. El artista es un incansable viajero y con el tiempo ha logrado una importante colección de instantáneas de los lugares que ha visitado. Con la muestra que inaugura esta noche en El Rinconcito Jesús pretende —lejos de buscar hacerse un nombre en la fotografía— “compartir con el público de Tomelloso algo diferente y que mi exposición anime a viajar y comprender cosas que no se pueden entender estando siempre en el pueblo”.
Ortiz ha llevado al rinconcito paisajes y personas, fundamentalmente. El artista busca plasmar “ese momento ideal que se reduce a un segundo” y que es lo que registra en sus instantáneas. “Quiero capturar personajes, la humanidad, y por supuesto, la naturaleza: atardeceres, montañas, animales. Una mezcla de todo pero, especialmente, el lado más humano”.
Jesús Ortiz ya ha hecho cuatro exposiciones en Francia, una en Argentina y otra en Italia. Asegura que no busca el lucro “la fotos son muy baratas”. El artista ha seleccionad treinta fotografías de su amplio archivo, pero solo podrá exponer la mitad “sabemos que El Rinconcito es un lugar pequeño pero lleno de arte”.
El artista ha recorrido los cinco continentes y más de sesenta países “es una forma de vida”. Tiene un hijo y esa circunstancia ha cambiado “pero no tanto, trabajo y viajo. Hace dos años estuve con él un mes en Nepal, el año pasado a Argentina y Uruguay”. Jesús Ortiz vive en el sur de Francia “en el departamento de Gard, cerca de Nimes, en el Parque Natural des Cévennes. Allí llevo casi diez años, hay que darle una educación y un camino a tu hijo. Sería muy fácil proseguir el viaje, pero hay que asumir que eres padre”.
Se siente muy feliz de exponer en El Rinconcito —Jesús es amigo de Mario Caballero, el dueño del local, desde hace casi treinta años— y en Tomelloso. Ortiz nunca ha perdido los vínculos con sus ciudad, vuelve todos los años y trae con él a su hijo “las raíces no te las puedes quitar”.