Fue interesante, amena y muy participativa la conferencia que ofreció ayer Justo Polo en La Posada de Los Portales dentro de los actos de la Semana Taurina de Tomelloso. Ante una nutrida presencia de público, el presidente de los festejos taurinos de la plaza de Las Ventas fue analizando la función que realiza antes, durante y después de una corrida. Fue presentado por el directivo de la Peña Taurina de Tomelloso, Luis Antonio Perales, que ofreció datos de su profesión de inspector de policía y su gran relación con el mundo de los toros. Entre el público había muchos aficionados, dirigentes de la peña, además del banderillero, Miguel Ángel Ramírez y el pintor César Palacios que expone su obra en esta intensa semana.
Justo Polo dejó claro que ante todo es una gran aficionado a los toros “y un defensor a ultranza de la tauromaquia”. Tras analizar cómo ha evolucionado históricamente la figura del presidente, aseguró que “la presidencia de un festejo taurino siempre es objeto de controversia, mucho más ahora en la que prácticamente tenemos un reglamento distinto por cada comunidad autónoma, además del estatal, algo que no tiene mucho sentido. Por ejemplo, ¿por qué un novillo tiene que pesar menos en una plaza que en otra?. Esto es una incongruencia, hay que unificar criterios”.
Jubilado como inspector de Policía después de 43 años de servicio, Justo Polo, se refirió con cierto tono de humor a la ingratitud de la función del presidente. “Cuando empecé en esto le dije a mi madre, verás que pronto te hago famosa. Si no se acuerdan de tu madre, lo hacen de tu padre, pero estamos acostumbrados a los insultos”, dijo para añadir acto seguido que “el presidente tiene una función de suma importancia porque tiene que velar por el toro, el torero, el ganadero y el empresario y eso no es tan sencillo como la gente puede pensar a primera vista”.
“El toreo es arte, no es una ecuación matemática exacta” dijo y explicó las funciones que tiene que realizar antes del festejo. “48 horas antes del festejo llegan los toros. Es un animal bello, que lo da todo, noble y obediente. Si pudiera reencarnarme en otro ser, sería en toro bravo”. Polo deshizo tópicos y bulos sobre el pesaje de los toros, el sorteo o el análisis de los veterinarios.
Del momento de la corrida, Justo Polo reconoció la presión que se siente “a la hora de tomar decisiones duras relacionadas con la devolución de un toro o la concesión de un trofeo. El público paga y tiene derecho a expresarse, pero no siempre tiene razón. Además resulta complicado contabilizar el número de pañuelos que hay en la plaza, aparte de que hay gente que pide las cosas dando gritos e insultos”.
“Un presidente está investido de autoridad a nivel de derecho administrativo”, recordó y contó varios episodios de su delicado trabajo en el que siempre demostró un gran sentido de la responsabilidad. Al final volvió a insistir en la importancia de la defensa de la Fiesta, “hay que defender los toros, cueste lo que cueste, porque yo no concibo esta España sin el toro. Hay millones de hectáreas en nuestro país donde criamos los toros bravos, hoy día los toreros están mucho más preparados que antes y los toros siempre han inspirado a distintas ramas del arte como la pintura, la escultura o la literatura. Todo esto hay que saberlo defender, porque además genera riqueza, puestos de trabajo e ingresos muy importantes para el erario público. Además, los toros no tienen subvenciones”.
Tras la conferencia se generó un interesante y fluido debate. Como dijera Perales, “la conferencia que nos ha ofrecido Justo Polo ha sido de dos orejas y rabo”.
