Con el desparpajo que le caracteriza, Alberto Plaza —que forma el tándem de pujadores junto a Pedro García Ocaña— anima al numeroso público que se ha congregado en la glorieta del Casino de San Fernando a pujar por una caja repleta de cosméticos. El subastador, mientras explica las virtudes del lote, incita a que se aumenten las ofertas.
En el último día de esa actividad, el periodista visita la tradicional Puja de los objetos donados a la Virgen de las Viñas. Una manera tradicional —y distinta— de pasar las mañanas de la Feria y Fiestas de Tomelloso. Los miembros de la Hermandad de la Virgen de las Viñas atienden con eficiencia las mesas, en las que priman las cuadrillas de amigos y las familias. Cervezas (frescas y reconfortantes ante el bochorno del tormentoso mediodía del jueves), vino, refrescos y aperitivos, mayoritariamente de jamón y queso, circulan por los veladores. Se respira un buen ambiente, hay mucha animación en la plaza de España.
El presidente de la Hermandad, Alejandro Ramírez, explica al periodista que la puja es una actividad que se lleva realizando desde los primeros años de las ferias en honor a la Virgen de las Viñas. “Nuestros abuelos venían con los primeros melones venían a subastarlos para ayudar a la hermandad”. Este año, la Puja se ha celebrado los días 25, el de la Virgen de las Viñas; el 27, en el que se celebró el Mercado Tradicional y el jueves 29 “superando todas nuestras expectativas”.
Se mostraba Ramírez contento del desarrollo de las subastas en las que “hemos aumentado el servicio de comida y bebida”. Y así, “además de los productos que nos ofrecen establecimientos de Tomelloso como el Bar Alhambra, Casa Justo, Marisquería Virgen de las Viñas o Cafetería Julia, hemos incorporado nosotros más comida y bebida”. Gran ambiente que ha hecho que la actividad no haya acabado nunca antes de las 4 de la tarde, “nos sentimos muy orgullosos”.
El sábado 31 por la noche se va a subastar el “Monedón” de oro, “una pieza única, acuñada en oro de veintiséis quilates que va a tener un precio de salida de tres mil quinientos euros”. Además, se están liquidando los últimos sellos conmemorativos, lotería y calendarios de la Virgen. Las distintas pujas suponen “un revulsivo para la Hermandad, que permite un respiro en los gastos de gestión y mantenimiento del Santuario de Pinilla”.
Para llevar a cabo la puja es necesario que den el callo “los miembros de la Junta Directiva de la Hermandad, muchos de sus cónyuges y amigos y voluntarios que nos echan una mano desinteresadamente”. Para Alejandro Ramírez es una alegría “como entre todos aguantamos el tipo. La puja está siento un completo éxito”·
“¡A ver esta caja de melones de Campos! ¡Dulces como el arrope y que sale a poquísimo dinero la pieza!, ¿Quién da por ella…?” grita el martillero cuando abandonamos la puja.