Poco después de las cuatro y media de la tarde tomaban la salida en dirección al santuario mariano, con la ilusión y la alegría que les caracteriza, unidas durante cuatro días. Ángela Berzosa, alumna del Santo Tomás-La Milagrosa ha regalado un pañuelo decorado por ella misma a Cristina, una de las participantes.
Explicaba la portavoz del colectivo de mujeres afectadas por el cáncer, Montse Jiménez que se van a ir uniendo compañeras durante todo el trayecto. La más comprometidas solo subirán la cuesta de llegada al santuario. “Iniciamos nuestro camino con muchos ‘achaques’, con un dolor aquí o allá, con un problema una u otra, pero con ganas de hacer que de eso se trata”.
Montse Jiménez ha invitado “a todo el que nos quiera acompañar” a subir esa cuesta en la que las emociones se disparan el domingo 21 de abril por la mañana “y si alguien nos quiere acompañar en cualquiera de las etapas, que nos ponga un mensaje. La peregrinación está abierta a todo el mundo”.
La ruta que han emprendido es “un camino de fe”, que va a ayudar a las participantes en muchos aspectos. “A abandonar el sedentarismo”, de hecho, apuntaba Montse, “llevamos entrenando más de un mes, preparándonos para este día”. Además, la ruta “plantea un objetivo para salir de casa, para moverte, para hacer ejercicio y tener la mente llena con un objetivo común”.
Además, “es un camino de convivencia. La magia que se crea cuando compartes estas cosas es espectacular, no hay nada que se le parezca”. El conjunto de todo ello, “se convierte en una medicina que no se puede ver, pero es casi tan efectivo como la tangible”.
Antes de la salida, como decimos, se ha vivido un momento conmovedor cuando Ángela Berzosa Serrano, alumna de tercero de Primaria del Santo Tomás-La Milagros, le ha colocado un pañuelo, pintado por ella misma a una de las participantes en la marcha, a Cristina. En el colegio decoraron unos pañuelos con motivo del día del cáncer y la pequeña quería regalárselo a una afectada que lo necesitase.