A José María Díaz García(Tomelloso, 1960) la cercanía del carnaval le provoca un hormigueo que le bulle por sus entrañas. El presidente de la peña Los Canuthi espera siempre lo mejor de una fiesta que sus él y sus compañeros han elevado a las alturas, caricaturizando cualquier aspecto de la realidad de manera genial. Y lo hacen con su reconocido estilo de parodia permanente, lejos de herir sensibilidades, interpretando con su reconocido gracejo manchego e interactuando con un público que espera con impaciencia su número de cada año.
Esta entrevista tiene lugar en la nave de la calle Pavía que la familia Romero de Ávila ha cedido a la peña para la confección de su carroza y celebración de reuniones. De las paredes cuelgan cientos de fotos que resumen una trayectoria de treinta años llena de risas y también de un ingente trabajo. Algunos miembros avanzan en los trabajos de una carroza que va tomando forma.
-El tema de los Canuthi siempre es muy esperado ¿con qué nos van a hacer reir este año?
-Nuestro tema de este año simula el informativo de un telediario que hemos llamado Canuticias. Habrá unos personajes que irán escenificando noticias de todo tipo: culturales, deportivas, alguna referente al mundo animal…tanto de la actualidad nacional como tomellosera. Lo estamos preparando con mucha ilusión para que la gente lo disfrute y nosotros también.
-¿Cuántas personas participarán en la representación?
-En torno a cuarenta.
-Cada año se enfrentan a la elección del número ¿es un proceso complicado?
-No. Se empieza a trabajar en a comida que hacemos en diciembre, y como suele decir mi amigo Loren, ahí surge una tormenta de ideas y desde ese primer planteamiento se va trabajando hasta que quedan cuatro o cinco temas. Hay temas que se proponen todos los años, pero nunca salen (risas). Se van descartando hasta que solamente queda una.
-El tiempo pasa y los Canuthi han cumplido ya treinta años ¿qué sensación le queda echando una mirada atrás?
-Queda la sensación de haber disfrutado muchísimo, de haber conocido a personas maravillosas que de no ser por el carnaval quizá no las hubiera conocido. Son muchos recuerdos y vivencias, ya no solo en el carnaval, sino también en la preparación y en otros acontecimientos en los que nos implicamos a lo largo del año como la Romería, el Guateque, el spot de la Lotería o la gala que este año vamos a dedicar a las mujeres. Sobre todo queda la sensación de que somos como una familia.
– De los protagonizados por los Canuthis, ¿recuerda especialmente algún carnaval?
-Tengo especialmente grabados dos en los que creo que pusimos el listón muy alto. Uno fue el de la primera piedra del hospital que hicimos justo cuando la reivindicación ciudadana empezaba a tomar cuerpo y otro año que salió espectacular fue el de la boda de los príncipes Don Felipe y Doña Leticia. Aquellos carnavales fueron hace 25 años. Madre mía, el tiempo vuela.
-A usted lo hemos visto encarnar al Rey Juan Carlos, a David Bisval, Jesús Gil, Santiago Segura, siendo beatle, también de torero, de monja, de Heidi, al Benito de la famosa serie de currantes….¿qué rasgos le distinguen cuando se viste de máscara?
-Me gusta meterme en el personaje que interpreto y que sea un personaje que yo pueda desarrollar. Me lo suelo preparar mucho y reconozco que con el vestuario no llego a esa perfección que sí alcanzan otros compañeros, pero intento cuidar al máximo todos los detalles. Un año iba de Isabel Pantoja y me puse unas pinzas en el pelo. Cuando llegué a mi casa, no sabía cómo quitármelas y me tuve que acostar con ellas. Por la mañana fui a una peluquería a que me las quitaran. En fin, cuando era joven me pedía días libres en el trabajo porque me faltaba lunes y me faltaba martes, ahora me sobra lunes y me sobra martes (risas)
-¿Por qué guardan la costumbre de ir los últimos en el desfile?
-No es algo que nos hayan impuesto. En el desfile nosotros interactuamos mucho con la gente, nos entretenemos mucho y por ese motivo es mejor ir atrás. Delante van las otras peñas que hacen un carnaval muy bonito, pero muy diferente al nuestro. Y otra razón es que la gente nos espera y ¡claro! se tienen que quedar a ver todo el desfile. Hay gente que dice “¡bah! yo a los Canuthi no los veo”, pero creo que nos acaban viendo, aunque sea desde las filas de atrás. De hecho, el año que íbamos de la selva, les eché algunas patatas y cebollas a esos que me habían dicho antes que no nos veían. Los pille en un renuncio.
-Ustedes acogen carnavaleros de gran pedigrí como Gabriel Martínez García de la Reina, Àngel Morales “Canuto”, Jesús y Zoílo “Manteca”, Pedro José Rodrigo, Loren, Baldo, Carlos Martínez….que son incombustibles…
-Estamos muchos que hemos superado la sesentena y mantenemos esa ilusión. Luego hay un ramillete importante entre cuarenta y cincuenta y ahora hay chavales que están entrando. Cuando llegan los jóvenes nos dicen que llevaban tiempo con muchas ganas de entrar, pero no sabían la manera, porque pensaban que a lo mejor la peña tenía un cupo determinado, pero no, la peña está abierta a todo el que le guste el carnaval y se lo quiera pasar bien. Ha habido gente que ha estado con nosotros un par de años y luego no han seguido, algo también respetable. La gente joven que ha llegado se está implicando y realizando un gran trabajo.
-Se les echa de menos en el entierro de la sardina…
– Acuden algunos miembros por su cuenta. Nosotros después de todo el trabajo que supone el lunes, ya sería excesivo preparar los del miércoles. Hubo años que fuimos a carnavales de otras localidades como Villarrobledo y Alcázar, pero no le dimos continuidad porque nosotros no tenemos la infraestructura que sí tienen las grandes peñas.