El Salón de Actos de la Casa de Cultura de Tomelloso ha acogido este viernes la charla coloquio con Manuel Gómez Martínez, director del grupo de Teatro Estudio de San Sebastián, una charla deliciosa de la que, lamentablemente, solo se han podido beneficiar una veintena de personas. Mañana representará su obra “Baile de huesos” en el Auditorio López Torres en una actividad que promueve la Federación de Teatro Aficionado de Castilla La Mancha y auspicia el grupo Platea dentro de sus intercambios teatrales.
Hace menos de una año Manuel Gómez recibía en el Teatro Arriaga de Bilbao el premio MAX de Teatro Aficionado o de Carácter Social. Más de 60 montajes acreditan su contrastable y por ello indiscutible apuesta por la formación teatral en valores, la dinamización cultural vecinal y el acercamiento a la sociedad del teatro como herramienta de integración social.
La charla que ha ofrecido en Tomelloso ha ido en consonancia con su brillante trayectoria. Moderada por la periodista, Ana Molina, han acompañado al maestro la presidenta de la Federación de Teatro Aficionado de Castilla-La Mancha, Mercedes González y Miguel Ángel Perales, actor aficionado. El ponente ha contado sus comienzos en el teatro, entremezclando curiosas anécdotas y citando a personas que consideró clave en su formación teatral como José Luis Villarejo o Maribel Benasque, además de acontecimientos relevantes como aquellos ciclos de teatro de verano que tenían lugar en San Sebastián.
Aquellas personas que conoció le aconsejaron desarrollar mucho la imaginación, lanzar mensajes que se correspondan con un momento histórico y ser algo arriesgado. Esto último le acarreó alguna otra que situación embarazosa con la censura franquista, que, con la perspectiva del tiempo, ha ido contando en un agradable tono de humor.
A la hora de abordar los diversos tipos de dirección, Gómez se ha decantado por un modelo “que no sea agobiante y otorgue libertad a los actores”. También ha considerado importante la elección del texto, calibrar los medios humanos de los que se dispone y dominar el texto. Muchas de las frases que ha pronunciado eran lecciones en sí mismas. “Me gusta más el actor que ama el teatro, que el que quiere que lo amen a él”, “los ojos son los primeros intérpretes”, “escuchar al compañero es fundamental”, “cualquier obra tiene su provocación correspondiente”, “se debe calentar el cuerpo, la voz y la sensibilización” y “hay que evitar el aburrimiento a los espectadores y a los actores” ha ido manifestando ante un auditorio que ha ido absorbiendo las sabias lecciones que este maestro ha ido ofreciendo con mucha cercanía y complicidad.
Entrar en la vida de cada uno de los personajes ha sido otra de sus recomendaciones, sin olvidar la comodidad del espectador “que empieza por el oído”. En el tramo final se ha generado un rico debate en el que se ha abordado cómo enganchar a generaciones más jóvenes, el asociacionismo, la crítica teatral o la delgada línea que, muchas veces, separa el teatro profesional del aficionado”. Como han dicho varios componentes de la mesa, “ha sido un auténtico regalo tener a Manuel Gómez” al que no se le ha olvidado pronunciar la frase que su mujer siempre quiere que diga en sus charlas: “el teatro es eterno”.