Pedro García Ocaña, comercial de profesión y rostro muy ligado a la Hermandad de la Virgen de las Viñas y al teatro local, fue el encargado de dar inicio a las fiestas del Barrio del Pilar con un pregón cargado de emoción, memoria y gratitud. Conocido cariñosamente como “el hijo de la Mari la del autobús”, evocó su infancia y juventud en un barrio que sigue sintiendo como suyo y donde aún vive su madre, junto a muchos de aquellos amigos que crecieron corriendo entre los bloques y jugando en aquel mar de eras, escenario en el que, a veces, veían pintar a López Torres.
Recuerdos que aún laten
La voz del pregonero se quebró, y con él la de muchos asistentes, al recordar a vecinos “que se fueron antes de tiempo”, a quienes emigraron, a los que sufrieron algún percance y a esas familias numerosas que afrontaban la vida con escasos recursos pero con un espíritu alegre y optimista que les permitió salir adelante. “Este barrio siempre será mi casa y doy las gracias a Dios por haberme permitido crecer aquí”, afirmó en un pregón hilado desde el sentimiento. “Presumo de ser de un barrio en el que habita una gran familia. Un barrio que se llenó de familias numerosas que dieron a Tomelloso una gran cantidad de niños y jóvenes y fueron inspiración para llamar a nuestra iglesia La Sagrada Familia. En mi casa vivíamos doce personas, dormíamos en literas, con ropas heredadas de los hermanos mayores y largas esperas para poder ir al baño”.
García añoró aquella vida humilde junto a vecinos “que tenían muy poco, pero siempre dejaban su puerta abierta para ayudarse entre todos. En el campo que nos rodeaba teníamos todo para ser felices”.
Autoridades y emoción compartida
La noche, fresca y con presagio de cambio de tiempo, estuvo conducida por Miguel García. A la inauguración asistieron el alcalde Javier Navarro; el concejal del barrio, Antonio Calvo, visiblemente emocionado al recordar a su madre, la querida Pilar fallecida meses atrás; la concejala de Servicios Sociales, Elena Villahermosa; el concejal de Festejos, Manuel Marquina; la concejala de Promoción Económica, Rocío Valentín; los ediles socialistas Iván Ramírez y Alba Ramírez; representantes de otros barrios y numerosos vecinos. Todos fueron recibidos por el presidente del barrio, Sixto Benito Jiménez, y la vicepresidenta, Mamen Benito. La música y el baile llegaron de la mano del Centro de Danza de Lidia Gorrachategui.
Un programa hecho “con cariño y corazón”
El presidente del barrio desgranó el programa de actos y agradeció el apoyo del Ayuntamiento. Por su parte, Antonio Calvo aseguró que “las fiestas serán las mejores de muchos años porque se han preparado con entrega, cariño y mucho corazón. Estoy seguro de que irán todavía a más”, y se mostró dispuesto a ayudar a resolver cualquier problema que surja.
Antes de las coreografías y el desparpajo de las alumnas de Lidia Gorrachategui, tomó la palabra el alcalde Javier Navarro para recordar que “este es el barrio que me vio crecer en una zona límite con San José, pero como he dicho en otras ocasiones, mis mejores amigos estaban aquí y por tanto yo era del Barrio del Pilar, donde conocí a personas que me ayudaron a ser mejor persona”. Relató que recibió el encargo de conformar la asociación de vecinos cuando era concejal del barrio: “pensé en la mujer de Antonio Serna, que durante tantos años presidió la barriada. Con esta gente, que se reúne en torno a una mesa y una festividad, siempre se pueden conseguir grandes cosas”.
Un programa para disfrutar en convivencia
Las fiestas continuarán con comidas tradicionales compartidas, la actuación del grupo de Daniel Castellanos, rifas, la animación de la charanga Los Primos, la misa y procesión del domingo y la participación del grupo folklórico Manantial del Vino, entre otros alicientes para los vecinos y los tomelloseros que se acerquen a la popular barriada.
