José Luis Albiñana no recuerda con certeza la fecha exacta en la comenzó a ser el corresponsal («literario y deportivo, que no se te olvide») de Lanza en Tomelloso, en 1968 o 1969. Lo que sí tiene claro Pona es que su relación con el decano de la prensa manchega, por circunstancias laborales, se inicio desde el primer número. Con 94 años tiene una cabeza que muchos jóvenes quisieran, el decano de los periodistas de Tomelloso ha colaborado en más de veinte medios a lo largo de su dilatada carrera.
Se nota durante toda su conversación la importancia que ha tenido para Albiñana trabajar para Lanza. Siempre se ha sentido querido en un medio que ha respetado su trabajo. Completamente autodidacta, nos confiesa que el aprendió el oficio en el periódico Luz de Tomelloso «del que llegué a ser redactor jefe. Consiste en coger el texto y un lápiz rojo e ir tachando lo que no te gusta. Aprendí mucho en esos cuatros años, como si fuera periodista. Pero yo nunca he dicho que lo sea, siempre me he calificado como informador».
“Para mí no ha habido lápiz rojo nunca”
«Empecé en 1968 o 1969 con Carlos María San Martín; después vino José María Zuloaga, que se marchó al ABC. Estaba también por entonces María Peral, que ha tenido una carrera periodística rutilante. Luego dirigió el periódico José Antonio Casado». Y, sin solución de continuidad me explica que «con este reñí» por un asunto que tenía que ver con la publicidad de la feria de Tomelloso y que se arregló gracias a la boda de Jaime Quevedo. «Luego vino Navarrete y después Laura Espinar, con la que me jubilé; la que considero mi jefa y mi amiga».
Albiñana —que no deja meter baza al entrevistador— se ha sentido siempre bien tratado en Lanza «me han querido mucho siempre y todos». Y, a pesar de la época en la que le tocó ejercer presume de que «para mí no ha existido el lápiz rojo nunca». Da un salto en el tiempo nuestro entrevistado (lo que va a ser la tónica de toda la charla) y llega a la época de los ordenadores «no mandé ni una crónica con el ordenador, como estaba acostumbrado a la máquina de escribir, pulsaba las teclas del PC con mucho ímpetu y me salían, por ejemplo, tres eles o cuatro aes. Así que las crónicas las leía por teléfono y me las recogían en la redacción». Insiste el decano «me han trata siempre muy bien en Lanza».
No recuerda la primera crónica que mandó a Lanza, ya que «siempre he mandado cosas al periódico, desde que abrió». Y cuenta al periodista que en 1943 entró como botones de la sede de la Falange en Tomelloso «yo repartía el diario. Y varias cosas que ocurrieron las cubrí. Eso sí, sin cobrar». Cuando en 1969 pasó a ser corresponsal del decano de la prensa regional se sorprendió «de lo bien que pagaban, nos daban, incluso para folios y material». Además, el formar parte del equipo de Lanza, confiesa Pona «te servía de trampolín para tener otros ingresos por otro lado, de rechace me llegaban las cosas».
Refuerza el periodista su memoria con apuntes, numerosos, a mano, a máquina, en folios, cuartillas, octavillas o trozos de papel. Meticulosamente ordenadas, consulta las notas cuando le hace falta.
“Cuando te comprometes hay que cumplir”
Para incidir en su relación con Lanza, José Luis me refiere una anécdota personal que diche mucho del compromiso del plumilla con la cabecera. «Cuando en el 2003 el Tomelloso jugó la fase de ascenso a Segunda B con el Don Benito, a mí me pilló en Benidorm de vacaciones. Previamente le había prometido a Laura Espinar que volvía a Tomelloso y cuando pitase el árbitro el final iba a estar redactada la información». Mientras hacían las maletas para regresar, a Pona le avisaron por teléfono de la muerte de su hermano en Valencia «mi hermana se fue a Catarroja y mi mujer, mis hijas y yo nos vinimos a Tomelloso. Antes de las once de la noche la crónica del encuentro estaba en Lanza». Después, Pona, a bordo de un taxi, fue al entierro de su hermano. «Cuando te comprometes hay que cumplir».
Estamos sentados en una terraza de la calle del Campo y todo el mundo saluda a Pona, se paran, hablan con él, hacen que haya que pausar veinte veces la grabadora. Al periodista le gusta el cariño de su pueblo.
Parece ser que se estrelló un F-18 entre Argamasilla de Alba y Ruidera. «Me llevé a Calama, el fotógrafo, y salimos tirando. En la cuesta de la Malena oteo gente a unos dos kilómetros. El equipo de rescate ya estaba recogiendo los trozos del avión y reuniendo al cadáver». De los restos del piloto faltaba «un calcetín y un pie», el capitán de la Guardia Civil que estaba al mando organizó la búsqueda en una viña, distribuyendo a todo el que estaba en el lugar de los hechos, una persona por cada línea de vides. «Qué casualidad que en la cepa cuarenta y tres o cuarenta y cuatro vi el calcetín colgado y el pie dentro. Y lo llevé al puesto de mando, fue para mí una sensación muy impresionante».
Asegura Pona que la fundación de Lanza fue «el 23 de mayo de 1943. Y, por norma, ese día nos juntábamos todo el personal y los corresponsales en una comida de fraternidad. Unos contaban sus penas, otros referíamos nuestras alegrías, pero aquello era muy bueno, nos conocíamos todos».
Lanza, el periódico de Tomelloso
Me cuenta que Lanza ha sido el periódico de Tomelloso por antonomasia, a pesar de convivir con otras publicaciones locales, en las que nuestro interlocutor colaboró «los alcaldes de entonces siempre apoyaron a Lanza dado que era un medio del Movimiento. Además, durante treinta años hice “Tomelloso en cifras” que detallaba todos los datos del pueblo. Desde los kilos de uva que entraban en la cooperativa, hasta los profesores, el número de calles y cuantas estaban asfaltadas. Me llevaba mucho trabajo, pero tenía mucho éxito».
Y Lanza ha dado cuenta de los momentos más importantes que ha vivido la ciudad «La Venía en el año 1947. Aquello fue fantástico, en veinte horas levantamos un muro. Esa misma tarde, Antonio Casal, que luego haría de Plinio, tenía función en el Teatro Cervantes. Dio las gracias a nuestro pueblo diciendo que “Fuenteovejuna al lado de Tomelloso es una pulguita”, me quedé con esa frase para siempre».
Recuerda cuando en el entonces Parque Viejo explotó una bomba de la guerra «aquello me impactó mucho, fue muy triste ver a las personas heridas. El suceso lo di para la Agencia EFE». ¿Y para Lanza?, le pregunto. «Siempre era primero Lanza, siempre. Mira, llegué a ser corresponsal de tres agencias, Europa Press, EFE y Mencheta». Lanza siempre ha estado presente en los acontecimientos importantes, la Feria, con la Fiesta de las Letras, la Romería y sus actos culturales, sociales y deportivos. El periódico dio prácticamente en tiempo real el Premio Nadal a García Pavón «sí, pero eso no lo di yo, lo dio el director».
En cuanto al deporte, Pona cubrió el que él considera el acontecimiento más importante disputado en Tomelloso, la Copa Presidente del Gobierno de Billar a Tres Bandas. «He hecho todo lo que he tenido que hacer», asevera el periodista reconociendo lo atropellada de la entrevista. «También entrevisté a un tomellosero de los del Semíramis. La noche que lo recibimos estrené una americana de cheviot con rajas en medio y fui el cachondeo del pueblo». Entre 1971 y 1973 trabajó poco para el diario «dado que fui elegido concejal por el tercio familiar, pero nunca lo dejé».
Hasta tesoros encontrados ha contado Albiñana para los lectores de Lanza, «cuando le dieron agua al pozo del cementerio los trabajadores encontraron unas monedas de oro. Los albañiles las entregaron al Ayuntamiento y, como gratificación, les dieron el veinte por ciento de su valor, porque fueron honrados. Los que encontraron la orcilla con dinero en la calle Toledo no dieron parte y se quedan con ella».
Moya, un amigo de Pona que estaba mal de los bronquios se suicido en su casa, en la calle Méjico «se puso la escopeta en el pecho y con un chuchillo de cocina accionó el gatillo». Solo mandó una crónica a El Caso «enseguida di la espantada porque pedían cosas que en los pueblos no se pueden hacer. Pagaban muy bien, pero les dije que adiós, yo no podía preguntar por determinadas cosas de mis vecinos, ni mucho menos escribirlas».
Cambios increíbles
Pona se refiere con admiración a la evolución tecnológica del periódico, «hemos vivido en este tiempo cambios increíbles. Mira, al principio de “Tomelloso en cifras” yo iba a la calle Calatrava de Ciudad Real, donde estaba el diario, a repasarlo antes de meterlo en máquinas». Y otro cambio que ha vivido y contado Albiñana fue el cambio político, tanto en Tomelloso como en España «aquello se hizo muy bien. En los ayuntamientos se hizo un relevo modélico».
Tiene Lanza Digital en favoritos Albiñana, en el ordenador y en el teléfono, recalca. Acabamos la conversación repasando los datos que tiene recopilados sobre Tomelloso, especialmente los habitantes en lo que va de siglo. Sin duda, la información que atesora Pona merece otra entrevista.