El director de la residencia Elder, José Manuel Sampedro, ha declarado este martes en el Juzgado nº 1 de Tomelloso. Tras la demanda que interpusieron algunos familiares de los fallecidos, el caso de la residencia prosigue su fase de instrucción y hoy ha declarado su director que ha llegado al Juzgado poco antes de las nueve de la mañana. La declaración estaba fijada para las 9,30 horas y se alargará hasta después de las dos de la tarde. A las puertas del edificio se han concentrado una veintena de trabajadores de Elder para mostrar su apoyo al director, y también familiares de las personas que fallecieron que se han manifestado en contra. El caso sigue despertando el interés de los medios de comunicación con presencia de varias televisiones, radios y medios digitales.
El abogado de los familiares que han presentado la denuncia, Luis Miguel Polo Panadero, ha explicado poco antes de entrar al Juzgado que “ presentamos una denuncia porque no se adoptó ninguna medida de protección y queremos saber la razón de que no llevara a cabo ningún protocolo de actuación para proteger a los usuarios. Sabíamos que otras residencias ya lo estaban haciendo”. El letrado ha puesto como ejemplo que “en otra residencia muy próxima a la de Elder (El Quijote) pusieron en marcha un protocolo de actuación y fallecieron solo ocho residentes, mientras que en Elder murieron setenta y cinco”.
“Que se haga justicia”
Francisco Javier, familiar de uno de los fallecidos ha argumentado que “la denuncia se presentó porque la información fue nula y la gestión se ha demostrado que tampoco ha sido como debería de ser”. Francisco Javier ha contado su caso particular explicando que “llame el 6 de marzo y me dijeron que mi padre de 91 años estaba enfermo, con fiebre y tos, y ahí se quedó la cosa. Luego cuando volvía a llamar apenas me decían nada. Estuvimos sin información un mes. Las últimas palabras que me pudo decir fueron: Javi sácame de aquí, que aquí me matan. Dos meses y medio después del fallecimiento nos llamaron a todos los familiares para preguntarnos qué íbamos a hacer. Y le dije que naturalmente íbamos a denunciar”.
El familiar ha asegurado que “en febrero ya se sabía que había Covid, las residencias estaban como estaban. Estamos en una zona muy cercana a Madrid, pero no se tomaron medidas de ningún tipo. Sí lo hicieron en otra que está muy cerca y los resultados fueron otros. Si no sabes cómo actuar, lo suyo es que preguntes a otras personas y que te preocupes. Somos personas, no somos números”. Al final ha transmitido su pésame a las familias que han perdido sus seres queridos. “Que digan que solo pensamos en el dinero, no nos parece ético ni razonable. Queremos que se haga justicia y que se aclare lo sucedido”.
Otro familiar ha señalado a los medios que “el director se fue de la residencia. Apareció solo para salir en los informativos de Tele-5, pero ya llevaba varios días sin aparecer”.
“No hay culpables, somos todos víctimas”
También se han manifestado algunos trabajadores de la residencia que consideran que el director no es culpable de las muertes. “Estamos aquí para apoyar a José Manuel Sampedro. La pandemia no es culpa de nadie y si hay que buscar culpables hay que remontarnos mucho más atrás. Se le está imputando injustamente porque en muchas residencias de España y del mundo ha habido fallecimientos. Hicimos lo que buenamente pudimos”. Los t rabajadores han recordado “que somos una residencia, si algún usuario se pone enfermo hay que derivarlo a un hospital, pero no nos dejaron. No hay culpables, somos todos víctimas”, ha explicado la mujer que en estos momentos ejerce de gobernanta de la residencia.
Preguntada sobre si había o no había médico en la residencia, ha manifestado que “en plantilla siempre ha habido de dos a tres médicos que, además llevan ya mucho tiempo en la residencia, son siempre las mismas personas las que ejercen esa función”. Los trabajadores subrayan igualmente que ha habido más de 30.000 fallecidos en residencia y también apuntan que “al ser una residencia abierta los usuarios salían al mercadillo, centro de salud y otros lugares con lo que tenían más riesgos de infectarse porque salían y entraban”. Otra trabajadora ha señalado, sin poder ocultar las lagrimas, que “hicimos todo lo que pudimos y más, intentamos salvar todas las vidas posibles y lloramos de impotencia al ver lo que estaba ocurriendo, tanto por los usuarios, a los que queremos mucho, como por nosotros”.
