Un parte médico de lesiones (la chica perdió una muela en una paliza), algún testimonio periférico y sobre todo un relato “contundente, preciso y detallado” -en palabras de la fiscal del caso Carmen Navas-, le han bastado a la fiscalía de Ciudad Real para mantener la grave acusación por inducción a la prostitución, malos tratos y corrupción de menores de la joven A.B.S. en el año 2016 en Tomelloso. El primer caso de este tipo que se ha enjuiciado en la Audiencia Provincial en años y por el que solicita penas de entre 7 y 3 años de cárcel.
La fiscal, que ha sentado en el banquillo a diez personas, tres de ellas los presuntos explotadores sexuales directos: el novio, Flavius E.R., la suegra, Otilia R. y una amiga de ellos, Pancela P.; los tres de nacionalidad rumana, no ha tenido ni un gramo de tolerancia respecto de los siete hombres españoles, de Tomelloso y comarca, que supuestamente entre enero y agosto de 2016 se acostaron con la adolescente, ignorando o sabiendas de que tenía 16 años (la joven, ahora de 19, no aparenta más edad), pese las críticas de los abogados de la defensas.
Los defensores cuestionan desde el procedimiento de selección de estos hombres y no otros (un reconocimiento ante la Guardia Civil de Tomelloso), hasta la poca carga probatoria: el testimonio de la víctima y también que se les pida tres años de cárcel por corrupción de menores, un delito muy grave, “cuando la instrucción ha sido insuficiente”. También han cargado contra la “pena de telediario” por la que han tenido que pasar los supuestos clientes y uno de ellos ha hecho uso de su derecho de última palabra para interpelar al tribunal: “Yo no sé ni por qué estoy sentado aquí”.
La madre despreocupada
La madre de la menor, también de origen rumano como su hija, se ha llevado el grueso de los reproches en el alegato final. Pese a que fue ella la que denunció en agosto de 2016 desde Guadalajara, los abogados han cargado contra su despreocupación en los meses previos. “¿Cómo es posible que tolerara que su hija se fuera de casa sin medios económicos?; se nos pide una comportamiento ético [a los presuntos corruptores] cuando se ha tolerado que la chica estuviera en contacto con un ambiente sórdido. Está claro que aquí ha habido una vulneración del principio probatorio”, ha señalado Jesús Barroso, abogado de uno de los siete presuntos clientes.
La Sección Segunda que ha enjuiciado el caso dictará la sentencia en las próximas semanas.