Creció entre fogones en el seno de una familia dedicada a la restauración en Daimiel y esa realidad moldeó tanto su carácter como el río Guadiana a su paso por las Tablas. El chef Rubén Sánchez no ha dejado de trabajar de la mano de su familia, ahora junto a su hermano Ramón al frente del restaurante Epílogo de Tomelloso, donde acaba de estrenar un menú degustación de 23 platos que se llama ‘Historias del Guadiana’.

Su primer restaurante fue El Bodegón en Daimiel, pero deseaban tener una mayor proyección, cosa que consiguieron en Tomelloso, ciudad de casi 40.000 habitantes con una buena colección de ‘espadas’ en la cocina. Epílogo cuenta ya 7 años como salón de bodas y 4 como restaurante, donde cada día muestra su apuesta por la cocina “de base tradicional, propiamente manchega”, aunque dicen no desdeñar ninguna técnica. Están “muy contentos con el cambio” y para no estarlo, después de conseguir un Sol Repsol en 2021.
La última incorporación la hicieron hace dos meses y el menú está inspirado en el río que surca La Mancha. “Todo el mundo se acuerda de los grandes, del Guadalquivir, el Tajo, el Ebro, pero no del Guadiana. Por eso realizamos un homenaje a nuestro río, a lo largo de sus 800 kilómetros, desde que nace hasta que muere”, explica a Lanza. El menú viaja desde platos muy centrados en la caza, como el sashimi de jabalí en su jugo, el guiso de perdiz y el asadillo manchego, hasta el mejillón propio de la zona de Huelva.
Un desayuno para afrontar el día




La jornada tiene que comenzar para el chef en Sánchez Panaderos, en la plaza de Tomelloso. Están entre los mejores de España: por algo consiguieron la Miga de Oro del sector. Tiene “un gran surtido de dulce y salados” para afrontar el día con fuerza. Es un lugar perfecto para comer la típica tostada de jamón o bollería, un croissant de verdad con mantequilla, o un pepito de crema y azúcar.
De cañas o vinos

No desdeña ni vinos ni cañas y para disfrutar de los dos Rubén Sánchez elige el Gastrobar Santi, en la calle Gregorio Molinero de Daimiel, su pueblo. Para él es “un lugar donde abrir boca y empezar con buen pie”. Es un bar con “tapas muy ricas, bien cocinadas”, como la ensaladilla rusa o las patatas con alioli.
A la hora de beber vino, el chef es de tempranillos y hay uno que le encanta, el Baldor Tempranillo de Bodegas Castiblanque de Campo de Criptana. Para disgusto de su hermano, que es sumiller, también sabe disfrutar de las cervezas simples, “de la verde Mahou de toda la vida, o la Estrella de Galicia”.
Una buena comida

A la hora de comer, el daimieleño acude a un restaurante conocido en la comarca de Valdepeñas, que sabe combinar la tradición con “un productazo”. Es el restaurante de los Hermanos González en Moral de Calatrava, localizado a las afueras de la localidad. Él pediría “una chuleta, un buen marisco, concha…”. “Es un sitio que está muy bien”, confiesa.
Merienda o café

Por la tarde, Rubén Sánchez tira de recuerdos y propone la mítica pastelería La Deliciosa de la capital. Allí los llevaban a su hermano y a él sus padres desde pequeños. Reconoce que sus tortitas con nata les vuelven “locos”, de siempre. En demasiadas ocasiones, cuando sale temprano de trabajar, no le importa viajar hasta Ciudad Real para comerlas. Está claro que le ‘chifla’ el dulce.
Una cena redonda
Al chef daimieleño le gusta probar cocinas de todo el mundo y eso se nota en la cena. Los pasos de Sánchez dan en La Gaxtroteca de Tomelloso, que aúna la comida japonesa con la mediterránea. “Óscar hace una fusión que está muy chula”, admite. Es un lugar donde comer “un pan bao bien hecho, una buena carne, niguiris…”.

Pero sus recomendaciones no se quedan ahí y también nombra a El Zitro, un asiático con una carta muy completa, donde no falta el sushi, ni tampoco el sashimi y los noodles artesanales, además de algunos platos de carne. “Yo lo pruebo todo, porque de todo el mundo se puede aprender, hasta del bar más inesperado”, comenta.
A la luz de la luna

En las noches tórridas de verano, cuando el termómetro no baja de los 30 grados y hay pocos sitios donde esconderse, el chef da con sus pasos en Las Musas, una terraza con “buena comida y unas fantásticas vistas” en la icónica Sierra de los Molinos de Campo de Criptana. Mientras que come “alguna carne, pescado, algo rebozado, unas tapas y picoteo”, dice que el cuerpo hasta nota “un punto de frescor”.
Trasnochar
Para el trasnoche no hay como el pueblo de uno y a él recurre Rubén Sánchez al terminar la jornada si el cuerpo tiene ganas de juerga. Recomienda el pub Donald de Daimiel, que era una antigua bolera y que tiene terraza. No suele beber alcohol, pero cuando lo hace prefiere el ron, y “muy de vez en cuando” combinarlo con un puro habano.