Con sendos pasodobles comenzó y acabó el concierto: “Camino de rosas”, de José Franco, fue la primera pieza interpretada por los de Baños y el ineludible “Suspiros de España”, de Álvarez, fue el último número del programa. Y entre este paréntesis de pasodobles, un repertorio muy certero, bien elegido, para abundar aún más en la apetecible noche del sábado.
“Cordilleras de los Andes”, de A. Malando y arreglos de Kees Vlak nos introducía en los sugerentes ritmos de la otra orilla del Atlántico. La música de aquel lado iba a componer el grueso del programa. Con el conocido “Danzón número 2” del mexicano Arturo Márquez fue el siguiente número que interpretaron los músicos de “Santa Cecilia”, acompañados al piano por Marieli Blanco, la temperatura musical del parque fue subiendo. El recital siguió con “Os passaros do Brasil”, de Kees Vlak, y el público entregado aplaudió cada uno de los movimientos de la sugerente pieza.
La segunda parte arrancó en el archiconocido vals “El Danubio azul”, de Strauss, con el que el público se movía en sus asientos. Siguió “Bella Italia”, un medley de conocidas canciones italianas. Y el programa acabó con el bello y nunca bien ponderado pasodoble “Suspiros de España”. Pero (y aprovechando que el Danubio pasa por Viena) todo el mundo sabe que la Asociación Musical “Santa Cecilia” no acaba sus conciertos hasta que no suena el “Himno a Tomelloso”. Y así fue, con la pieza de Pedro Echevarría sonando y el público y los músicos de pie como acabo la celebración del Día Europeo de la Música. El público premio a la banda con una gran ovación.