“Este día supone un homenaje a los alumnos que forman parte de un taller muy integral en el que trabajamos diferentes técnicas y soportes. Ellos lo disfrutan mucho y afortunadamente hemos podido retomar una exposición que no pudimos hacer en los años de la pandemia. Por tanto, es doblemente especial”, explicaba Nazareth Rodrigo.
Diez años lleva dirigiendo un taller en el que Rodrigo siempre se sorprende con la creatividad de los alumnos. “Me encanta que cada uno tenga ya su propia manera de expresarse, con una frescura propia de su edad y que hace que cada artista tenga su propia marca de la casa o señas de identidad. Unos tienden más a la ilustración, otros son más coloristas…por eso intento que en el taller vayan probando diferentes cosas y que luego después cada uno las vaya encauzando a su modo y estilo”.
Para la profesora es muy gratificante el trabajo con sus jóvenes alumnos. “Son transparentes, frescos y tienen esa magia, ternura y esa percepción de la vida que no deberíamos perder nunca. Cuando me meto con ellos en clase, es uno de los mejores momentos de la semana”. Rodrigo agradeció la gran implicación del Cafetín “especialmente Inma y también Javi para la puesta en marcha de esta exposición. Incluso les han preparado una sorpresa a los niños y se lo agradezco mucho. El Cafetín sigue apostando por la cultura, en este caso por las nuevas generaciones de artistas que, seguro, en el día de mañana aportarán grandes cosas a la cultura de Tomelloso”.
Felices en el taller
La Voz de Tomelloso tuvo oportunidad de hablar con varios de los alumnos. Carmen Olmedo, que lleva varios años en el taller, manifestaba que “el taller es muy entretenido, me gusta mucho. Después del Instituto me permite relajarme y tener tranquilidad”. María Perales, que ha realizado el taller por primera vez, nos contaba que “como después del Instituto voy a clases de ballet, me he inspirado en unas fundas de ballet para hacer mi trabajo”. También ha completado su primer año, Laura Serrano. “Me lo he pasado muy bien en el taller. En mi trabajo, una acuarela, he reflejado una puesta de sol porque es algo que me relaja mucho. Cuando fuera mayor me encantaría poder dedicarme al arte”. Otra debutante en el taller es Sara que aseguraba sentirse muy bien en este proyecto. “El taller me ha gustado bastante, aprendemos mucho”. Finalmente, Marta lleva ya seis años en el taller “que es como mi segunda casa. Mi sueño es poder dedicarme al arte”. Marta sorprendió con un magnífico trabajo “que he titulado antítesis y donde he reflejado un contraste entre la muerte y la vida”.