El pasado sábado, a las doce del mediodía, el coliseo vibró con una experiencia musical de dimensiones excepcionales: casi 450 coralistas procedentes de agrupaciones de toda España se unieron a la Beethoven Symphony Orchestra, bajo la dirección del maestro Ramón Torrelledó, en un concierto participativo monumental que unió talento, emoción y excelencia coral.
El programa —concebido como un diálogo entre dos visiones del amor— ofreció fragmentos de Tannhäuser de Richard Wagner y la imponente Carmina Burana de Carl Orff. En su introducción, Torrelledó subrayó el nexo entre ambos compositores: “Los dos nacieron en el siglo XIX, ambos son alemanes y sus obras tratan el amor, aunque desde perspectivas opuestas: si en Orff es el disfrute terrenal, en Wagner es la búsqueda espiritual.”
La orquesta, formada por setenta músicos y dos pianos de cola, desplegó una sonoridad majestuosa desde la obertura inicial. Los solistas ofrecieron interpretaciones memorables: el barítono, Alejandro Von Büren, destacó por su expresividad y profundidad vocal; el contratenor, Christian Borrelli, por su pureza tímbrica y elegancia; y la soprano, Estíbaliz Martyn, con un despliegue de sensibilidad y un control magistral de los agudos imposibles, conquistó al público con cada intervención.
Tomelloso brilló en concierto
Entre los protagonistas de la jornada brillaron con luz propia los representantes de Tomelloso: la Coral del Conservatorio y el Coro Infantil y Juvenil de la Parroquia de la Asunción, que compartieron escenario con agrupaciones de todo el país. Para los más jóvenes, fue una experiencia transformadora: “Esta vivencia puede marcar sus vidas —relataba una de las coralistas—; lo que es seguro es que no la olvidarán nunca.”
El público, emocionado, despidió la actuación con una prolongada ovación, consciente de haber asistido a una cita musical extraordinaria: una mañana dedicada al amor, a la música y al poder de la voz colectiva.
