Durante todo el día las peñas han ido preparando sus hogueras llevando remolques de cepas, palets, viejas puertas, palos, ventanas y cualquier objeto inservible que hace ya tiempo se le asignó como destino las hogueras de San Antón. “Es bonito reunirte con los amigos alrededor de una hoguera, -ha comentado Alberto entre las risas y bromas de los compañeros, sorprendidos de la aparición de los periodistas-. Este joven es la primera vez que organiza una hoguera, “pero seguro que ya no fallamos ningún año. Estamos con ilusión y ganas de fiesta, pero cuando se consuman las cepas habrá que irnos porque hace frío”.
Un grupo de rumanos también se ha sumado a la fiesta, “nos hemos juntado rumanos, pero también hay algún español por aquí. Se trata de pasarlo bien y de compartir las tradiciones de la población en la que vivimos”, nos ha dicho Gabi. Amablemente nos han ofrecido un trago, pero hemos declinado para ir en busca de más peñas. Una de ellas, “Los arrevientaviñedos”, ha montado una carpa y una espectacular fogata, y cerca de ellos “Los arrevientapedrizas” han reunido a cerca de trescientos jóvenes. Adentrándonos en campo abierto hemos visto lumbres y grupos más pequeños, como la de David Perona, Sergio Blanco y algunos amigos de Madrid y otros lugares que siempre se reúnen este día. “Todos los años nos vemos en torno a la hoguera y pasamos una buena noche”, -nos han contado-.
Junto a la lumbre, refugiados en las carpas, al abrigo de camiones y remolques, los tomelloseros han disfrutado de la fiesta. Una tradición que estuvo moribunda hace décadas, ha resurgido con una fuerza espectacular. Tomelloso ha vivido un San Antón de masas.