Más de un centenar de personas lo escucharon con atención en el salón de actos del centro, donde también estuvieron las concejalas del Ayuntamiento, Montse Moreno e Isi Serna.
Antes de la conferencia, el director del centro, Pablo González, ofreció los datos generales del nuevo curso. El Instituto contará con 487 alumnos en secundaria y 133 en bachillerato. “Tenemos un claustro motivado y preparado para afrontar el nuevo curso con las mejores garantías de éxito”, dijo. El director pidió participación a los padres, muchas más en un momento en el que los actuales responsables del AMPA “Llanura Manchega” solicitan un relevo después de muchos años al frente de la misma.
González pidió “colaboración y comprensión” y haciendo uso de un simil de vendimia aseguró a los padres que por primera vez llevan a sus hijos al centro que “nos entregáis vuestra mejor cosecha, y con ella estamos obligados a elaborar los mejores vinos. Este instituto ha crecido y eso nos da fuerza para seguir trabajando. La educación es clave porque ayuda a tomar decisiones, a saber canalizar determinadas situaciones, tener claro lo que debe hacerse y lo que no, y por encima de todo, la educación nos proporciona herramientas para hacernos fuertes porque luego en la vida habrá dificultades”.
Así llegó el momento de la conferencia, en la que Javier Sobrino, de una manera muy clara y concisa, y apoyándose en diapositivas, abogó por la necesidad de “poner límites a nuestros hijos o alumnos” y tener capacidad “para saber adaptarse a la realidad y a las circunstancias”. Tras analizar cómo debe funcionar el círculo que conforman las circunstancias, el pensamiento, las emociones y la conducta final, que vino a ser el eje principal de su exposición, Sobrino arremetió contra lo que denominó “la cultura de la queja”, estableciendo diferencias entre las personas proactivas, las que proponen y exhiben un pensamiento constructivo y las reactivas, que gastan su tiempo en quejarse.
Sobrino ofreció herramientas para combatir lo que llamó “el yo boicoteador” que muchas veces atenaza a las personas, “pero a ese yo no hay que hacerle caso, hay que dar el paso y lanzarnos a hacer todo lo que nos propongamos”. El conferenciante disertó también sobre los diferentes estilos de padres o profesores: el autoritario, el permisivo y el democrático, asegurando que “todos tienen sus ventajas e inconvenientes con lo cual hay que saber utilizar el más adecuado a las circunstancias y el contexto”.
La importancia de crear consciencia, que desembocará después en la creación de responsabilidades, hábitos y autonomía; dedicar todo el tiempo que se pueda a los hijos, “cuando nos demos cuenta ya no estarán en casa” y saber escuchar fueron otros de los consejos que fue ofreciendo Javier Sobrino, muy aplaudido al final. Y no era para menos después de una maravillosa lección.