Lo ha vuelto a hacer este sábado en el Marcelo Grande con una espléndida representación de War Baby una sátira sobre el sinsentido de las guerras que ha arrancado las carcajadas del público de principio a fin.
En el más puro estilo Yllana , War Baby nos ha trasladado a un centro de reclutamiento militar, en el que un grupo de despistados reclutas son entrenados para una disparatada guerra que ha originado el nuevo líder del país, que resulta ser un bebé consentido y belicoso. Una ristra de personajes divertidísimos y un sin fin de situaciones disparatadas alrededor de la temática de la guerra y el poder, son la base de esta sátira antibelicista.
Yllana, mantiene su línea de producir espectáculos cómicos que reflejen la actualidad que nos rodea, y ha creado War Baby con ganas de hacernos reflexionar a través de la risa. La obra es divertida, abundante en humor, gags visuales y locura cómica, pero al mismo tiempo utiliza hábilmente la comedia como arma arrojadiza ante el sinsentido de la guerra.
El trabajo de los actores es fantástico, y no hay desperdicio de risa ante cada gesto, movimiento o ese curioso lenguaje gestual y algunos monosílabos, que resulta suficiente para generar las situaciones más disparatadas. Y si buena el la obra y los actores, también lo es el trabajo del equipo de técnico con magníficos efectos de luz y sonido, o de los responsables de escenografía, vestuario, caracterización y música. Todo suma para acabar componiendo un espectáculo teatral de altísimo nivel.
Los actores de Yllana han ido intercalando alguna que otra broma a un público con el que ha interactuado con frecuencia ya sea lanzándole objetos, animándole a acompañar con palmas algunos temas musicales o a que reproduzca los giros de su curioso lenguaje. Y el respetable, que se lo ha pasado en grande, ha acompañado.
Más de treinta años en los escenarios y numerosos reconocimientos a nivel nacional e internacional jalonan la trayectoria de Yllana que siempre busca la originalidad y la sorpresa en sus trabajos. Y no ha decepcionado en Tomelloso donde los espectadores han movido los músculos a base de bien después de tanta risa.
