Sevillano de nacimiento, Miguel Ángel Expósito puede presumir de haber llevado las recetas manchegas al olimpo de la gastronomía. Al frente del restaurante Retama de Torrenueva desde 2019, lugar al que llegó de la mano del chef Javier Aranda, consiguió su primera estrella Michelín en 2020, insignia que en la provincia de Ciudad Real solo lleva aparte El Coto de Quevedo de Torre de Juan Abad.
Desde que llegó al Campo de Montiel supo que su cocina tendría que estar arraigada a esta tierra. Por eso, dice que se basa en tres pilares: el recetario manchego, la caza y el producto de la zona. Quien pasa por su restaurante no va a comer comida andaluza, sino “los platos típicos manchegos, de pastores y de gente de campo”. Y advierte que ya está demostrado que “se puede hacer alta gastronomía con ellos”.
Eso sí, su cocina sabe a Al-Ándalus, esa es la conexión con Andalucía. La berenjena de Almagro, el pisto, los aliños, las aceitunas, las ensaladas… Miguel Ángel Expósito dice que existen muchas conexiones con la gastronomía árabe. Eso sí, en los últimos meses hay un plato que ha conquistado paladares: el mojete manchego con trucha ahumada y melón. Solo con pronunciarlo sabe bien.
Un desayuno para afrontar el día

La sucesión de recomendaciones culinarias empieza a primera hora del día, con el desayuno, y Miguel Ángel Expósito propone Manjar pan del cielo, en la calle Unión de Valdepeñas, donde probar “panes artesanales de fermentación lenta y la bollería”. Al cocinero, la tostada con aguacate y salmón ahumado, y la de huevo a la Villaroy, le ‘chiflan’. Además, dice que “tanto Lucas como su mujer son una pareja muy simpática”.
De cañas o vinos

La caña o el vino es imprescindible en La Mancha y el chef recomienda La fonda de Alberto, también en Valdepeñas. A Expósito le encanta beber los vinos César Lucendo y Manuel Corrales, los dos de Valdepeñas, aunque también hay una amplia carta de cervezas. En la calle Cristo, además tienen gran variedad de tapas. El arroz y las bravas, “muy picantes”, están muy ricas.
Una buena comida

A la hora de comer, Miguel Ángel Expósito se traslada a la autovía A-4, en dirección Madrid, también a la altura de Valdepeñas, para recomendar La Aguzadera, “un espacio cuidado, tranquilo, con un servicio atento y una comida muy buena”. Tienen “pulpo, micuit de foie, paletilla de cordero”. Y además platos con toques manchegos, como el pisto. Cuentan con una tienda con gran variedad de productos de la zona.
Merienda o café

Para la merienda, Expósito tiene diente dulce, por eso acaba en Puertollano, en la pastelería más antigua de la ciudad, Chocolat, en el Paseo de San Gregorio. Palmeras, croissants: el chef tira por la bollería, que también hay para celiacos. Tampoco puede resistirse a nombrar los helados de Adolfo Romero, campeón del mundo de heladería. Allí prefiere pedir un helado de pistacho manchego.

Una cena redonda
A la hora de cenar conduce de nuevo hacia su comarca, al Querida Patro de Valdepeñas, “un local nuevo muy particular, tanto el sitio como el dueño”. En la calle Capitán Fillol, es un local moderno, con “una comida muy divertida”. Recomienda la ensalada con gambas rebozadas y el foie con anguilas.

Otra buena opción para el chef es en la capital, el Miami Gastro. “Puedes ir por la tarde, tomas una copa con música en directo y luego acabas cenando”. Asimismo, encuentras platos más modernos, no lo típico.
Trasnochar
Y si hay fuerzas para trasnochar, Miguel Ángel Expósito acaba en el pub Di Roma, también en la ciudad del vino, en la plaza de la Independencia. Explica que es un lugar “con buen ambiente”, con terraza amplia y unos dueños muy cercanos. En este lugar el chef prefiere pedir ginebra, y ahora ha descubierto una japonesa de nombre imposible que le ha robado el corazón. La toma con limón o con tónica, nada más, porque “es muy especiada y potente de sabor”.