La tierra se ha rebelado en las Tablas. En las inmediaciones del Molino de Molemocho, en el cauce seco del Guadiana surgen espectrales fumarolas en lo que debería ser el discurrir del agua. Al fondo, entre la niebla que genera el humo que desprende la turba en combustión -según el ministerio se localizada en tres zonas del parque- , se dibuja todavía más fantasmagórica la imagen de un ernome sistema de riego ‘pívot’, como para que no haya dudas de cómo se ha ido esquilmando el acuífero 23 y el que fuera su rebosadero en estos años.
Según Josep Puxeu, secretario de Estado de Medio Rural y Agua, el incendio de turbas es “muy espectacular”, pero “de menor calado que el de 1986”. Entonces las turberas ardieron durante meses y el fuego se veía desde el interior…claro que el río llevaba agua.
La autocombustión de ahora a simple vista y por los trabajos del personal del parque, que aplastan el terreno para que no entre oxígeno e impedir que sigan ardiendo, va comiéndose el cauce que será muy difícil de encharcar. Según Puxeu el lunes se efectuó un vuelo térmico sobre el parque para detectar las “zonas calientes”, se han localizado tres, la más llamativa la de Molemocho, en la entrada del que debería ser el primer humedal de España. Eso sí, Puxeu dice que en primera habrá un humedal “vivo”.