El juicio con jurado popular por el crimen de Jesús Mora Antequera, el ferretero de Miguelturra de 59 años al que mató en febrero del año pasado I.G.M., un joven rumano de 25 años que según la acusación era su pareja sentimental, aunque él lo niega, se celebrará en junio.
La sección segunda de la Audiencia Provincial acaba de fijar la semana del 22 al 26 de junio como fecha para celebrar las sesiones, y el día 18 para elegir a los componentes del tribunal popular.
El padre y los hermanos de Mora, que ejercen la acusación particular en el caso, reclaman una condena de 25 años de prisión, por un delito de asesinato con varias agravantes, entre ellas parentesco, porque se supone que víctima y acusado mantenían una relación sentimental.
“Su familia sabe que era su pareja”
“Él dice que no, pero la realidad es que vivía en Miguelturra con Jesús, su familia sabe que era su pareja”, asegura la abogada de esta parte Gema Cabanes.
La defensa reduce todo lo ocurrido a un homicidio imprudente, por el que pide una pena mínima. I.C.M., el presunto homicida, se entregó a la policía horas después de cometer el crimen. Reconoció que lo mató, pero que lo hizo sin querer: discutieron en un coche de camino a Quintanar de la Orden, perdió los nervios, y lo golpeó con lo primero que encontró, una herramienta de trabajo.
“He hecho algo muy feo”
“He hecho algo muy feo, he matado a un amigo”. Sobre las dos y media de la madrugada del jueves al viernes 8 de febrero de 2019 el presunto homicida llamó al 091 y soltó esto mismo a la persona que le cogió el teléfono, dio algunos detalles más de la zona en la que supuestamente había abandonado el cuerpo (un olivar en Herencia) y después compareció en la comisaría de la Policía Nacional en Ciudad Real.
Entre las 18.30 y las 19.00 horas del jueves
La hora del crimen de Mora se sitúa entre las seis y media y las siete de la tarde del jueves 7 de febrero, aunque no fue hasta la madrugada del viernes cuando el presunto homicida se entregó a la policía. A media tarde Jesús iba en el vehículo del joven rumano (se supone que en dirección a Quintanar de la Orden, donde reside el acusado), y empezaron a discutir, “a manotazos y puñetazos”.
Le seccionó la yugular
I.G.M., que iba conduciendo, detuvo el vehículo en un determinado momento –según la versión de su defensa- se apartó cerca de un camino rural del arcén de la CM-420, la carretera que va de Herencia a Alcázar de San Juan, y allí mismo, sin pensarlo dos veces y cuando su amigo estaba seminconsciente, le dio un golpe certero con una herramienta que tenía en el coche que le seccionó la yugular, al parecer una hachuela.
El presunto homicida deja el cuerpo allí tirado. Se sube al coche y conduce, pero reflexiona y vuelve para apartar el cuerpo del camino (era evidente que lo había matado) y deshacerse de él en un olivar cercano. Para eso arrastra el cadáver y lo deja cuando cree que ya no está tan a la vista.
Intentó huir pero recapacitó
En las horas que transcurren entre ese momento y las dos y media de la madrugada, cuando contacta con la policía, se supone que intentó huir. Regresó a Miguelturra, se aseó, y decidió emprender la fuga lo más lejos posible, pero antes descargó su conciencia con su hermano de Villarrubia, al que le contó por teléfono lo que había pasado. Este hermano fue la primera persona que le aconsejó que se entregara. También telefoneó a otra hermana en Rumanía, que le dijo lo mismo.
A su hermano le explicó algo así como que “su amigo le había fallado, que estaba mal y se quería matar”. Entonces fue el propio hermano, según contó su abogado José Carlos Madrid, quién avisó a la Policía Nacional e incluso les dio el teléfono de I.G.M.
En su momento su letrado explicó que intentaría demostrar que el presunto homicida no está en sus cabales, “tiene depresiones, hay muchos factores externos que le llevaron a esta locura”.