A finales de septiembre del año 2019 la Policía Nacional detuvo en Ciudad Real a Ramón R.T., un hombre de 58 años, con múltiples antecedentes, que huyó a toda velocidad en una furgoneta, después de saltarse la orden de alejamiento de expareja y presentarse en su trabajo para convencerla de que volviera con él.
Ella sufrió una crisis de ansiedad y sus compañeros avisaron a la policía, que logró detenerlo tras una persecución en la que el procesado puso en riesgo la seguridad del tráfico.
A juicio el próximo miércoles
De esta forma abrupta terminó la huida hacia adelante de Ramón, un presunto maltratador citado para juicio el próximo miércoles 13 de enero en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que se enfrenta a una petición de condena de dieciocho años de cárcel.
La presunta víctima lo había denunciado cuatro meses antes, el 17 de junio por una brutal agresión en Tomelloso, la ciudad en la que, además de Puertollano, estuvieron conviviendo como pareja de hecho durante un año.
Acusado de cuatro delitos
La fiscalía lo acusa de quebrantamiento de condena, agresión sexual, descubrimiento y revelación de secretos (envió videos sexuales de la víctima a sus tres hijas de un matrimonio anterior, dos de ellas menores) y conducción temeraria. Todo entre el 17 de junio y el 28 de septiembre, el tiempo que siguió acosando a su expareja, sin que las fuerzas de seguridad lo detuvieran.
Ella volvió a verse con él
Tras la denuncia la mujer ingresó en la casa de acogida de Tomelloso (la localizó), de ahí fue trasladada a Cáceres (también la encontró), es más a finales de julio la convenció para volver a Ciudad Real, pese a la orden de alejamiento, en una clara situación de “sometimiento y control” de esta mujer por parte del acusado, según la fiscalía, y deja la segunda casa de acogida.
En el mes de agosto retomaron la relación, con encuentros sexuales esporádicos consentidos), que él aprovechó para grabarlos en video sin su consentimiento, que utilizó para chantajearla cuando le volvió a decir que rompían (se considera probado que se los envió a sus tres hijas, dos de ellas de 7 y 11 años).
A lo largo de ese mes ella accedió a acostarse con él en hoteles y pensiones de diferentes localidades, por el temor que le infundía y el miedo a la difusión de los videos, de ahí que la fiscalía considere estos episodios un delito continuado de agresión sexual.
El acusado está en prisión preventiva desde el 1 de octubre de 2019, ratificada el pasado 25 de mayo. La denunciante, M.J.L.R., sufre trastorno de ansiedad, ánimo depresivo y trastorno de estrés postraumático.