Un magnate noruego enamorado de La Mancha dio hace unos días una fiesta mayúscula en el Campo de Montiel para darse a conocer. Trygve Seglem es su nombre, y ha adquirido un caserío y una bodega en terrenos de Castellar de Santiago, Villamanrique y Torre de Juan Abad, desde donde ha empezado a elaborar vino.
Hace seis años pasó a engrosar la lista de millonarios que llegan al Campo de Montiel en busca de “anonimato y descanso”. Entre sus vecinos está Javier Medem, el empresario de la ‘jet set’ que es propietario de La Nava del Barranco. Entre las sierras de Cazorla y Andújar, La Ballestera es una finca de 200 hectáreas.
La caza ha atraído durante décadas a aristócratas, monarcas y líderes internacionales a la provincia. Pocos le hacen sombra a Seglem, propietario de una de las mayores flotas de petroleros del planeta. Este noruego que tiene un buque que se llama ‘La Mancha Knutsen’ es heredero de una saga familiar que empezó a trabajar con el petróleo en 1896.
“Trajeron cocineros de noruega” y salmón “capturado a mano”
Alrededor de seiscientas personas abarrotaron el pasado 2 de febrero la bodega de Trygve Seglem, donde disfrutaron de un tremendo festín con salmón crudo, al horno y arenques. La mayoría eran de Castellar de Santiago, lugar de residencia de los trabajadores de la bodega y el caserón.
Testigos presenciales aseguran a Lanza que “trajeron cocineros de noruega” y que el salmón “había sido capturado a mano”. Todo estaba “riquísimo” y además hubo música en directo. La comida fue tipo cóctel, con mesas altas y bajas repartidas por las dos plantas, entre las barricas.
Además, los asistentes degustaron el exclusivo vino que elaboran en la bodega, artesanal y a pequeña escala, y que solamente está en venta en la tienda del Museo Thyssen-Bornemisza. Cada botella está pintada a mano en el estudio del diseñador Valentín Iglesias.
“Una auténtica sorpresa” para los vecinos de Castellar
Días antes las invitaciones de la fiesta fueron repartidas en el pueblo. Muchos vecinos las recibieron sin ni siquiera haber visto una vez al empresario noruego, por lo que fue “una auténtica sorpresa”. Pocos fueron los que se resistieron a la curiosidad.
Dispuesto a traer la “fiesta del salmón” a La Mancha, que celebra todo noruego cuando cambia de lugar de residencia para darse a conocer entre el vecindario, Trygue Seglem puso todas las comodidades para asegurar la asistencia. Hasta dispuso varios autobuses para acudir a la bodega, situada a cinco kilómetros de Castellar.
La fiesta duró alrededor de cuatro horas y transcurrió en un ambiente muy distendido. A pesar de las dificultades del idioma, Trygve Seglem, su familia y amigos, compartieron las viandas y la bebida con los invitados.
Un lugar de retiro para disfrutar del vino y el arte
La caza, el vino y el arte ha atraído a la familia Seglem a La Mancha, que en la página web de La Ballestera se definen como “empresarios y amantes del arte”. De hecho, el proyecto de bodega une el vino y el arte: allí han trasladado una parte importante de su colección privada y durante la rehabilitación de la finca diferentes artistas contribuyeron a crear un entorno especial.
En una entrevista en Vanity Fair, Trygve Seglem dijo que está en España porque ama el arte y se enamoró de artistas como Antonio Saura. Al Campo de Montiel acudía a cazar, y porque le recuerda a Noruega, “el olor y los colores”.
Asimismo, está fascinado por el paisaje, por las “vistas fantásticas a Granada y a Sierra Nevada”. Es su lugar de retiro, donde disfruta del vino que elabora el aclamado enólogo Ignacio de Miguel, tiene dos burros y dos perros, y cultiva espárragos silvestres, frutas, hierbas aromáticas y hasta trufas.