El sueño de estudiar o hacer prácticas en el extranjero, conocer otra cultura, a nuevos compañeros, la certeza de vivencias imborrables que se quedarán para siempre. Esa es la premisa de la que parten la mayoría de estudiantes erasmus que deciden cursar parte de sus estudios en otro país. Aunque a veces la historias se oscurecen, al menos al principio, como está pasándole a muchos jóvenes erasmus en Italia.
En las últimas semanas en localidades como Ferrara y Pisa muchos estudiantes lo están pasando realmente mal para encontrar un piso. Los testimonios coinciden. Casi todos apuntan a una negativa constante a alquilarles pisos por su procedencia y por ser estudiantes. La imposibilidad de alquilar un piso les lleva a tener que dormir hacinados en habitaciones de algún conocido o en la misma calle, en estaciones de tren o bancos. La situación está causando tal alarma que incluso medios de comunicación italianos se han hecho eco de la situación.
Una de las afectadas es la alumna de cuarto curso de la Facultad de Enfermería de Ciudad Real, Laura Monroy Sánchez-Arévalo, con la que ha podido hablar Lanza. Ella viajó el pasado día 13 de septiembre hasta la ciudad italiana de Ferrara para hacer las prácticas de Enfermería hasta el próximo mes de diciembre. Se alojó en un hotel hasta el día 17, luego en una residencia de estudiantes, tipo hostal, hasta el día 23 y, por último, junto a 10 compañeros más, en un Airnb, con capacidad para cinco personas, que ha tenido que desalojar este viernes. De nuevo, maletas hechas y a casa de unos amigos que la van a acoger.
El futuro pinta negro
Laura Monroy está viviendo en persona ese caos que hay instaurado en esta ciudad de Emilia Romaña. La única opción de alojamiento que tiene, solo para el mes de octubre, es una habitación compartida por 600 euros al mes. A la imposibilidad de conseguir un lugar donde residir hay que añadir, relata, el importante desembolso económico que está teniendo que hacer.
“He escrito a la Universidad de Castilla-La Mancha para que me adelanten el ingreso de las becas que tengo concedidas, la denominada “bolsa de viaje” y la Erasmus. Yo he tenido que pagar ya más de 1.000 euros de alojamiento. No me han contestado”, explica.
La Universidad de Ferrara, masificada
Pero, ¿por qué está pasando esto?. Laura cree que la clave está en que la Universidad de Ferrara ha aumentado este año de forma muy considerable el número de plazas, lo que se ha traducido en una “masificación”. Al parecer, añade, también los alumnos italianos está sufriendo en sus carnes la falta de alojamiento.
La odisea de encontrar un sitio donde dormir durante este curso 2022/2023 está siendo sonada. Laura dice que en las inmobiliarias “cuando ven que somos estudiantes españoles casi ni nos dejan entrar. Si llamamos por teléfono y ven que el número es español, directamente, ni contestan”. Si tenía la suerte de que le descolgaran el teléfono, era para decirles que no. Entre los porqués de la negativa, que no quieren alquilar pisos a estudiantes españoles.
Aunque puntualiza que ser erasmus y español quita puntos, Laura reconoce que los propios italianos también tienen serios contratiempos para hacerse con una vivienda decente. Resume de esta manera su experiencia hasta ahora, mucho gasto de dinero y mucho estrés aunque se muestra confiada en que la situación pueda resolverse de forma favorable a mediados o finales del mes de octubre cuando se gradúan muchos alumnos y, explica, dejarán pisos libres. Ojalá que así sea.