23 de septiembre de 2015, agentes de la Udyco-Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional, de servicio en la calle Mar Menor del distrito de Hortaleza (Madrid) ven a un hombre cargando en una Citroën Berlingo garrafas con productos químicos, “las típicas de los precursores de la droga”, explica uno de los policías, y deciden seguirla.
No era ese su objetivo del día (estaban localizando domicilios de personas vinculadas a otra investigación por narcóticos), pero su instinto y el aparente nerviosismo de este hombre les llamó la atención. Lo vieron dejar el vehículo en un garaje, y al poco la llegada de otro chico colombiano que se hizo cargo de la Berlingo, que a su vez condujo hasta otro garaje del que salió después conduciendo hasta la finca rústica de Alcázar en la que nueve meses después se desmanteló el supuesto laboratorio de cocaína por el que se juzga a seis personas esta semana en la Audiencia Provincial.
Los policías, que en ese momento desconocían todo de esas personas, comprobaron que la furgoneta estaba a nombre de una mujer colombiana, y a partir de ahí siguieron la pista de su entorno.
De Madrid a la finca, pasando por Carrefour
Al día siguiente, el 24, vuelven a localizar la Berlingo por Madrid, con dos de los acusados, Alexander G.C. y Edison Alexander P.M. que llevan a los agentes, de nuevo, hasta Alcázar de San Juan. Los investigadores los siguen hasta el Carrefour, hacen acopio de bastante comida, y se dirigen a la finca rústica del día anterior.
Al tercer día, 25 de septiembre, la Udyco utiliza el helicóptero policial para intentar ver algo extraño en la finca. Según han explicado hoy en el juicio comprueban que hay tres hombres escondiéndose y con el teléfono móvil en la mano, como para avisar a alguien, al ver la aeronave.
Desde tierra otros dos agentes vigilan y siguen por el camino a uno de los hombres que salen de la finca, es Javier F.R., dueño y arrendatario a los colombianos, según él sin saber lo que hacían allí. Intentan disimular, pero el perseguido, que se da cuenta de la presencia policial (la finca está en un camino que solo utilizan agricultores), hace ademán como de pararse y preguntarles que quiénes son, lo que ellos evitan.
7 kilos de cocaína en Madrid
Con estos indicios, el 2 de octubre los agentes pidieron al juzgado de instrucción número 3 de Alcázar de San Juan autorización para intervenir una serie de teléfonos móviles. Así empezó la investigación, que culminó el 20 de junio de 2016 con la detención de seis personas, la intervención de 7 kilos de cocaína en Madrid, y el descubrimiento del presunto laboratorio que utilizaban para adulterar la droga y ponerla en el mercado.
En el registro no se vio actividad reciente –en apariencia- en el laboratorio, pero se localizó un zulo excavado en la tierra en el que se decomisaron treinta y un kilos de sustancias precursoras de la droga y material necesario para su adulteración.