Julio Gijón, José Antonio Garrido y Eloy Sancho han dedicado toda su vida a su gran pasión: la Medicina. Entre los tres suman más de un siglo de experiencia. Más de cien años de asistencia sanitaria, de estudio, de investigación y de trabajo por la salud del paciente. Tras todo este periplo vital, ya les ha llegado el momento de un merecido descanso, aunque cada uno de ellos con sus particularidades.
Julio Gijón, médico internista que ha ejercido siempre en Ciudad Real, se jubiló hace tres años. Por su parte José Antonio Garrido es dermatólogo y comenzó su jubilación a principios de este año. Por último, Eloy Sancho es el jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Santa Bárbara de Puertollano y todavía se encuentra en ejercicio, aprovechando la moratoria que los médicos pueden disfrutar hasta los 70 años en la Sanidad Pública. Aunque ya ve marcada en el calendario la fecha de su obligatorio retiro: febrero de 2024.
Con los tres facultativos ha charlado Lanza para conocer cómo ha sido su trayectoria laboral, cómo han vivido la evolución de la Sanidad y sobre uno de los problemas más preocupantes a los que se enfrenta el Sistema Nacional de Salud: el reemplazo de los médicos que se jubilarán a lo largo de los próximos años.
Jubilaciones
En la actualidad el 21 por ciento de los médicos de España tiene más de 60 años, un porcentaje que es más alto en Castilla-La Mancha, el 22,4%, y casi el 48% tiene más de cincuenta. En este sentido, la presidenta del Colegio de Médicos de Ciudad Real, Concepción Villafáñez, explica que la situación también es preocupante en la provincia. En la actualidad la institución colegial cuenta con 2.420 colegiados y el 24% de ellos, 580, son mayores de sesenta años.
“Esta situación afecta a todo el sistema sanitario, a todas especialidades, pero en especial a Atención Primaria y a Urgencias”, apuntó Villafáñez, quien indicó que en la actualidad las nuevas incorporaciones de médicos tras finalizar al MIR (80 en la provincia) no cubren todas las jubilaciones.
Para la presidenta del Colegio de Médicos no se ha ajustado bien la oferta MIR a las necesidades existentes, por lo que considera que la Administración debe analizar esta problemática y “porque no lo estamos haciendo bien en ese sentido”.
El panorama es especialmente complicado en varias especialidades y citó en concreto Medicina de Familia, que este año se encontró con la situación de 200 plazas MIR sin cubrir. “No hay especialidades más o menos importantes, todas son necesarias, sin embargo, sobre todo después de la pandemia, la Medicina de Familia se ha desprestigiado y desilusiona incluso a los posibles MIR, de tal forma que cada vez es menos atractiva para ellos”, explicó Villafáñez, que abogó por hacer de Medicina Familiar y Comunitaria una especialidad atractiva que atraiga a los jóvenes médicos.
Déficit
El año pasado el Consejo General de Colegios de Médicos estimó que España tiene un déficit de 9.000 médicos. Ante este panorama Concepción Villafáñez instó a emprender acciones lo antes posible, porque uno de los principales problemas es el largo tiempo que se requiere para formar un médico que pueda ejercer en el sistema nacional de salud: seis años de estudios universitarios y cuatro o cinco de formación como Médico Interno Residente.
También aboga por ajustar las plazas MIR y convocar las mismas que el número de estudiantes que hayan finalizado la carrera de Medicina y no se queden médicos sin poder acceder a una plaza.
Asimismo la presidenta del Colegio de Médicos de Ciudad Real subraya la necesidad de trabajar para retener el talento. “Y es que lamentablemente cuando nuestros médicos acaban de formarse, se encuentran con una oferta laboral, desde el punto de vista económico y del reconocimiento, que hace que España no sea atractiva para el ejercicio de la medicina. Es una pena pero es así y mucha gente se está yendo. Por eso tenemos que hacer que trabajar aquí sea atractivo”.
Por último, entre otras acciones, los colegios de médicos también consideran una buena medida facilitar una jubilación más flexible para los facultativos, ofreciéndoles opciones para poder continuar en el ejercicio, ya sea mediante prórrogas o algún tipo de jubilación mixta”.
Eloy Sancho
En este punto se encuentra Eloy Sancho, jefe del Servicio de Cirugía del Hospital Santa Bárbara de Puertollano, que ha decidido extender su vida laboral hasta los 70 años, la edad máxima que permite la legislación española a los médicos que ejercen en la Sanidad pública. “Me encuentro muy bien, manteniendo el mismo nivel de actividad e intentando transmitir a los que vienen detrás de mí la experiencia que he acumulado a lo largo de más de cuarenta años”.
Reflexionando sobre cómo ha evolucionado la Sanidad desde sus inicios, la sentencia es clara. “La Medicina actual no tiene nada que ver con lo que me encontré cuando empecé en 1978. Ha cambiado radicalmente. Hemos pasado de tener que utilizar mucho la cabeza, las manos y el fonendo, a depender y disfrutar de la tecnología, de pruebas de diagnóstico complementarias”.
En este sentido subraya que “tenemos ahora mismo recursos que hace quince años eran impensables y en poco tiempo hemos avanzando años luz con respecto a lo que teníamos”.
Este desarrollo vertiginoso obligaba a un estudio constante para mantenerse actualizado, algo que Eloy Sancho siempre ha llevado bien. “Es una rutina que se adquiere de joven y uno está acostumbrado a continuar con su formación continuamente, porque si no te quedas atrasado”.
Reemplazo
Con su jubilación marcada ya en el calendario, en febrero de 2024, una de las preocupaciones del cirujano es el reemplazo del alto número de facultativos que se jubilarán durante los próximos años. “La situación es complicada y, pese a que el Consejo General de Médicos empezó a avisar sobre ella en 2010, ningún gobierno ha hecho caso de esa advertencia”.
“Hay una carencia de especialistas importantes, con el agravante de que un médico no se forma en tres años. Entre la carrera y la residencia MIR son entre 10 y 11, por lo que veo la situación complicada, sobre todo en los hospitales periféricos”, indica Sancho, que aprovecha para realizar un alegato en favor de los hospitales comarcales.
“Los jóvenes se sienten más atraídos por los hospitales grandes, piensan que aquello es la panacea, y se equivocan totalmente. En los hospitales pequeños se trabaja exactamente igual que en uno grande y además con muchas más posibilidades de trabajar realmente, sobre todo en especialidades como Cirugía. Y un cirujano lo que tiene que hacer es operar. No ayudar, sino operar él. Y esa posibilidad en los hospitales pequeños es mucho mayor que en los grandes”.
En este sentido resalta la labor que ha desarrollado en su centro hospitalario. “Nosotros nunca nos hemos echado atrás en nada y afortunadamente he tenido siempre en el servicio muy buena gente, muy inquieta, por lo que hemos podido ir avanzando a la misma velocidad que otros hospitales de mayor tamaño, desarrollando las mismas técnicas y sin quedarnos atrás”.
Reconoce Sancho que echará de menos su profesión cuando se jubile. Recuerda como un antiguo jefe de servicio suyo que ya supera los 90 años le dice siempre que se acuerda de la cirugía todos los días cuando se levanta. “Es algo que uno lleva dentro para toda la vida, imposible de desligarte de ella”.
No cree que cuando llegue la jubilación vaya a aburrirse. “Me dedicaré a mis aficiones y a disfrutar del campo. Tengo unos olivillos y si puedo compraré un tractor pequeño para aprender a arar. Lo que no voy a hacer es cuidar nietos, que es lo que está de moda”, bromea el cirujano.
José Antonio Garrido
Quien ahora algunas tardes cuida con satisfacción a su nieta es el dermatólogo José Antonio Garrido. A principios de año ha estrenado su retiro tras más de treinta años ejerciendo en Ciudad Real. Primero en el Hospital de Alarcos, luego en el Carmen, para terminar en el Hospital General Universitario de Ciudad Real, compaginándolo los últimos nueve años con la docencia en la Facultad de Medicina.
Ahora José Antonio disfruta de momentos que hace años que no vivía, como el simple hecho de escuchar música durante toda una tarde o viajar más. Ha retomado la guitarra y está tratando de leer más, aunque por la costumbre arraigada de años se queda dormido. “Antes leía un par de páginas en la cama y me dormía, ahora trato de leer, pero cuando llevo seis me entra sueño”, bromea el dermatólogo, que se plantea escribir algunas historias de todo lo que ha vivido durante una trayectoria profesional que arrancó en 1990 en Alarcos, tras pasar por Salamanca y su Córdoba natal.
José Antonio confirma el abismal avance de la Medicina en las últimas décadas, sobre todo si la compara con las historias que le relataban sus compañeros de mayor edad cuando aterrizó en Ciudad Real, de la época de la inauguración de Alarcos. “La evolución arquitectónica, en prestación y cartera de servicios y en número de médicos ha sido espectacular”.
Si en los 90 en la provincia de Ciudad Real trabajaban en lo público unos cinco dermatólogos, en la actualidad son una veintena. Y lo más importante es el sobresaliente incremento de las prestaciones que se prestan. “Antes, por ejemplo, prácticamente no se hacía cirugía de cáncer de piel y ahora es fundamental, y más en una provincia como la nuestra, con mucha radiación y mucha población rural y muy mayor”.
“Estoy muy contento de haber contribuido a ese desarrollo”, celebra el dermatólogo, que comparte la preocupación por el reemplazo de los médicos que se jubilarán en esta década.
Para Garrido nunca ha habido una buena planificación para abordar esta problemática, desde sus inicios cuando se presentaron 25.000 candidatos a 1.200 plazas MIR, hasta la actualidad, en la que muchos médicos españoles optan por emigrar a otros países por las mejores condiciones laborales. En este sentido recuerda que él prácticamente tenía comprado un billete a Australia en el caso de no haber conseguido plaza en el proceso MIR de 1985.
Pudo quedarse en España, en la especialidad que quería (la que antes se agota en el proceso de selección MIR) y desarrolló con pasión su profesión, estudiando constantemente para no dejar de mejorar. Esta misma sensación la ha visto en los últimos años a los alumnos a los que ha dado clase, de los que destaca que son estudiantes muy buenos y muy motivados para el ejercicio de la Medicina, y que están llamados a recoger el testigo.
Julio Gijón
Julio Gijón, natural de Torralba y médico internista que ha ejercido toda su vida en Ciudad Real, se jubiló justo un par de meses antes del inicio del confinamiento, con 66 años y medio tras reengancharse año y medio. Para no perder el contacto con la profesión el año pasado aceptó el puesto de vocal de médicos jubilados en el Colegio de Médicos de Ciudad Real.
“Me sigo acordando mucho de mi profesión y la echo muchísimo de menos”, apunta Gijón, que resalta la cantidad de conocimiento nuevo que ha aparecido en los últimos años: sobre la covid-19, tratamientos, enfermedades, técnicas. “En muy poco tiempo han aparecido un montón de novedades que ya no domino”.
El internista explica que el principal motivo de su jubilación fue el estar en casa, con la familia. “He estado mucho tiempo fuera de casa. Es una profesión que absorbe, pasas mucho tiempo en el hospital, con guardias, con congresos y jornadas. Y luego los médicos somos muy pesados y en casa hablamos de Medicina con nuestra familia, mucho más de lo recomendable”.
Ahora su papel en el Colegio de Médicos lo toma como una especie de afición para mantener la relación con la profesión de su vida y ayudar a todos los compañeros, en especial los jubilados.
Gijón reconoce el problema al que se enfrenta la profesión en el actual cambio de ciclo generacional. Sin embargo indica que Medicina Interna cuenta con una buena cantera en la provincia de Ciudad Real y no tendrá las dificultades a las que deberán hacer frente otras especialidades. Y todo gracias a que Medicina Interna fue una de las primeras especialidades que comenzó a formar residentes en Ciudad Real y gran parte de ellos se han quedado en la provincia.
“Son profesionales muy formados y muy humanos”, afirma Gijón, que destaca la inmensa evolución de la Medicina en general, y de Medicina Interna, en particular. “Somos una especialidad que siempre ha sido la gran desconocida de los hospitales, pero llevamos multitud de patologías y en Ciudad Real hemos avanzado muchísimo para atender cada vez más enfermedades y de forma más rápida y eficiente”.
Gijón se muestra orgulloso de haber contribuido a este desarrollo y que la Medicina que deja sea mucho mejor que la que encontró hace más de treinta años.
Eloy Sancho, José Antonio Garrido y Julio Gijón llevan sobre sí años y años de valiosa experiencia y la satisfacción de haber dedicado su vida con honradez y pasión a su vocación: la Medicina.
