Antonio Martínez, presidente de la Fundación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Queso Manchego, con sede en Valdepeñas, ha valorado el acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y México para que un queso mexicano pueda seguir llamándose “manchego”, sin tener las características de la DO Queso Manchego al tratarse de otro producto. Manifiesta que tiene una “sensación agridulce”, a la espera de una confirmación oficial por parte de la Unión Europea, que aún no ha llegado, según ha dicho. “La información que tenemos es de los medios de comunicación. No sabemos si se trata de un esbozo o si es algo que ya está desarrollado”.
Martínez ha declarado a Lanzadigital que, si se confirma este acuerdo, “la sensación es agridulce porque, por un lado, se permitirá comercializar ese queso como manchego, con lo que no estamos satisfechos. Parece que se nos ha tratado como moneda de cambio ya que se está negociando sobre diversos sectores. Por otro lado, somos un producto agroalimentario de calidad y se ha reconocido la denominación de origen como tal en México y se trabaja en una línea para diferenciar el queso con denominación de origen de aquellos que no lo son, aunque se llamen manchegos, como podría ser este de México. Debe quedar claro lo que es cada uno”, y es que se prevé que haya unas disposiciones específicas sobre el etiquetado que garanticen que no haya confusión sobre el origen para los consumidores.
El presidente del CRDO también ha señalado que están pendientes de si habrá un cambio arancelario que favorezca al Queso Manchego, si los aranceles se suprimen todos o en parte, lo que facilitaría la introducción del Queso Manchego en ese país.
Antonio Martínez ha comentado que se exportan entre 80 y 90 toneladas de Queso Manchego y, si baja el arancel, podría suponer un aumento del consumo de Queso Manchego por la bajada de precios.
Con el anuncio del acuerdo entre la UE y México para renovar su tratado comercial actual, que está vigente desde el año 2000, Bruselas también explicó que todavía es necesario “atar algunos flecos técnicos” sobre los que los negociadores seguirán trabajando para que el texto jurídico esté disponible antes de que finalice el año.