Rubén, un niño de apenas 4 años, acude por primera vez a la piscina municipal de Los Llanos, en Valdepeñas. Acompañado de la mano por su madre, el niño ve la piscina como un auténtico ogro, como una pesadilla. Entra llorando, como si le llevaran al matadero. Fue por una especie de trauma sufrido meses atrás cuando en otra piscina fue lanzado al agua para ver cómo se desenvolvía a su corta edad. Lo que parecía ser el inicio de un aprendizaje se transformó en un trauma convertido en miedo. Pasado un tiempo, los padres no sabían cómo quitarle ese temor a un medio tan importante y tan presente hoy en día como es el agua. La piscina de toda la vida. Las vacaciones de verano. La playa.
Entonces, tras la mejor publicidad, la que va de boca en boca, esa madre preocupada y ese niño angustiado se pusieron en manos del Aqua Valdepeñas, un club que trata de compaginar de la mejor manera la educación y la competición respetando siempre la libertad del individuo. Las primeras clases fueron las más tranquilas y, si cabe, las más aburridas. Pero gracias a ello surgió una terapia que hizo que hoy en día el niño no quiera salir del agua. ¿El método? Muy sencillo. El monitor Nicola estuvo prácticamente durante un mes sentado en el bordillo de la piscina con el niño mientras jugaban con los pies en el agua y hablaban de temas tan importantes para el chico como Bob Esponja, el color de los manguitos o las gafas mágicas para ver debajo del agua. En pocas palabras, una empatía y una atención para llegar al terreno de Rubén y quitarle el miedo a una piscina.
Por esto se caracteriza el Aqua Valdepeñas, un humilde club de natación donde todos sus componentes tienen en común la pasión por el agua. Lejos de la competición pura y dura, la cual llega solo a unos pocos atrevidos que quieren competir y mejorar sus marcas, la inclusión, la salud, la diversión y la disciplina son algunas de sus señas de identidad. Y es que en este club tienen cabida grandes y pequeños, niños de 3 años y mayores de 65 que quieren aprender a nadar o a mejorar su técnica. Además, de un tiempo a esta parte, han apostado por la inclusión. De ahí su convenio de colaboración con ADown Valdepeñas, una asociación de síndrome de Down que lucha, como no podía ser de otra manera, por el bienestar de sus participantes.
Vicente Caravantes, un apasionado de la natación
El presidente del Aqua Valdepeñas es Vicente Caravantes Martínez, entrenador nacional de natación y waterpolo que vive por y para la natación. A sus 58 años, compagina su trabajo en la administración con todo lo que conlleva llevar un club en todos los sentidos. Lleva las cuentas y la burocracia del club, tramita documentación y saca tiempo de donde no lo tiene para preparar sus clases y sus entrenamientos. “Los entrenamientos son importantes, pero la calidad de los mismos es mucho más”, subraya Vicente, mientras expresa con sus gestos y en sus palabras su pasión por este mundo.
“Nuestra finalidad como club es la de fomentar la natación y todo tipo de actividades acuáticas: sincronizada, socorrismo, waterpolo, natación… y, sobre todo, abrir el abanico a todo el mundo, sin importar la edad o cualquier tipo de discapacidad física, mental o intelectual”, explica el presidente, a la vez que subraya que “tratamos de potenciar la natación tanto a nivel de salud como puramente competitivo”.
En este sentido, se muestra orgulloso y no esconde su satisfacción por entrenar a grandes deportistas como Fernandito, Luis Alberto o Miguel, chicos con Síndrome de Down y otro tipo de discapacidades que desde los apenas 4 años se metieron en el agua y han mostrado su perseverancia hasta el día de hoy para, con 17 o 18 años, competir en varios campeonatos de natación.
Actualmente, el club está compuesto por cerca de 90 personas entre niños y mayores. Unas 20 de ellas compiten en la liga master que, poco a poco, va creciendo de manera considerable. Las aguas abiertas se ha convertido en una disciplina que ha gustado mucho en el colectivo, sobre todo en el periodo estival donde muchos nadadores y nadadoras aprovechan sus vacaciones para afrontar retos en forma de travesías en pantanos, lagos y mares.
Libertad por encima de todo
“Si el nadador quiere, compite. Si no, basta con que entrene como reto personal, por salud o como simple aprendizaje, pero creo que nos diferenciamos en la exigencia competitiva al resto de clubes, es decir, el deportista elige si quiere competir o no, pero, sobre todo, respetamos su voluntad”, explica Vicente Caravantes. Además, al hilo de la discapacidad, recordaba que “somos pioneros en la natación inclusiva desde que hicimos, hace años, el convenio de colaboración con ADown Valdepeñas. Y, por supuesto, que estamos abiertos a nuevos retos y a nuevas colaboraciones”.
Pura pasión
Aqua Valdepeñas no existe por un interés meramente económico o lucrativo. Partiendo de la base de que todos los monitores y entrenadores tienen sus respectivos trabajos, está claro que la pasión está por encima de todo. Por pasión, y quizá, por vocación. “La natación es mi pasión”, recuerda de manera vehemente el presidente del club mientras añade que “es una tarea sacrificada y tienes que estar al día de todo. Está claro que no estamos por dinero, sino por pasión, y esa pasión se tiene que verse reflejada en la adaptación de los entrenamientos a todos y cada uno de los nadadores y nadadoras y dar cierta calidad a los mismos”. Y es que, otro de los objetivos es que “la gente se enganche y vea la natación como algo más que un deporte, que una disciplina”. En pocas palabras, “fomentar el hábito del deporte entre grandes y pequeños y enriquecerlos a través de una buena cultura deportiva. Quizá, en esa personalización radique el éxito y la satisfacción de todos los miembros”.
Por último, Vicente Caravantes también se mostraba autocrítico. “No todo es perfecto. Pasa en la natación como en la vida misma. Creo que tenemos que mejorar la organización interna en muchos sentidos y estamos en plena fase de renovación, pero confiamos, con el tiempo, en ir creciendo para seguir fomentando la natación y las actividades acuáticas”.
