La exposición “Sueños revelados”, de Miguel Mejía, valdepeñero que reside en Toledo, que ha podido verse en el Centro Cultural “La Confianza” de Valdepeñas desde el 22 de abril, llega a su fin este viernes. Su autor ha hecho un balance muy positivo de la muestra, cuyo periodo de exposición ha coincidido con la Noche de los Museos y ha contado también con la iniciativa “Vive tu museo”, en la que se analizaron sus obras el pasado viernes. Mejía destaca que esta exposición es una crítica a lo que hacemos a la naturaleza, al medio ambiente, al planeta y ha declarado que “la inteligencia humana ha crecido, pero la inteligencia moral ha ido en retroceso”, afirmando que tenemos que hacer algo para cambiar.
Pregunta. ¿Qué puede verse en esta exposición?
Respuesta. La idea del proyecto es una forma de desahogo ético a favor de la naturaleza, de los seres vivos, de la tierra. Hay pinturas, esculturas, música, textos, montajes…, que muestran el deterioro que provocan actitudes humanas hacia el plantea. He intentado relacionar lo consciente con el inconsciente a través de los sueños, que se relacionan con los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego.
Cada uno de los elementos se ha distribuido en un espacio de la exposición, que invita al espectador a meterse en él y ver qué le sugiere cada elemento. También hay sonidos como el viento, el agua, el fuego….
P. ¿Cuántas obras hay en total?
R. Unas 60 entre pinturas, esculturas y montajes. Todas tienen su QR para mostrar un texto sobre cada obra. Yo soy partidario de no explicar las obras de arte porque el espectador debe tener un proceso intelectual para reflexionar sobre la obra. Pero, en esta ocasión, incluyo textos explicativos para ver si lo que interpreta el espectador se asemeja a mi visión o no.
Intento arriesgar, hacer cosas novedosas. Por ejemplo, hay un espacio con luces LED, como si fuera un laboratorio fotográfico o una sala de cine, que está en penumbra y las obras son instalaciones que se iluminan con la presencia de alguien. Es una invitación a mirar lo que está detrás.
P. ¿Cómo surgió esta muestra? ¿Irá a más localidades?
R. Surgió de una exposición colectiva de un grupo de artistas toledanos que ya no existe llamado “Estación”. Hicimos una cosa sobre los sueños y, a partir de ahí, fui elaborando más obras para hacer esta exposición, que incluye instalaciones y textos y es más completa.
Estaba previsto que se inaugurase en Valdepeñas antes de la pandemia, pero debido a la COVID-19, se ha retrasado hasta este año, lo que me ha dado tiempo a hacer más cosas.
Me he propuesto que la exposición tenga un contexto y que las obras interactúen entre ellas.
Es algo inusual, no es fácil que se vea algo similar en Valdepeñas o en otros puntos. Se sale de lo normal.
Quiero llevarla a más localidades, pero estoy en ello. Creo que debería haber más facilidad para mostrar la creación artística. Deberían involucrarse más las instituciones y las empresas privadas para que los artistas pudieran exponer.
P. ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
R. Llevo tiempo trabajando en un proyecto. Cuando pinto, uso cartones y maderas como paleta. A veces surgen cosas al acabar la sesión. Te das cuenta de que hay una serie de manchas que son en sí mismas un cuadro abstracto.
Siempre me han gustado muchos los monotipos, estampar en una superficie lisa colores y que surjan manchas que reconoces. He ido acumulando eso durante muchos años y objetos que ya no usaba. Esas cosas que surgen improvisadamente o por casualidad, aunque la casualidad es una ciencia por investigar. Y en las que se puede intervenir o no. Cosas que pueden dar lugar a algo diferente a lo que se ha hecho.
Yo siempre he sido muy figurativo, pero ya no lo soy tanto. Dentro de los collages, hay partes que, si se miran, parecen algo abstracto. Pues he recuperado esos detalles abstractos que hay dentro de una obra y les he dado otra visión.
Miguel Mejía
Miguel Mejía es natural de Valdepeñas, aunque reside en Toledo. Próximamente cumplirá 70 años y lleva desde los cinco o seis interesado en el dibujo. “Desde niño me subía a la terraza de mi casa de Valdepeñas y visualizaba los astros. Me gustaba la soledad. La soledad es beneficiosa para muchas personas, como las personas creativas. Me podía pasar horas allí. Siempre he sido un soñador”.
Ha comentado que se ha dedicado a la enseñanza en la Escuela de Artes de Toledo desde hace mucho tiempo y que no necesita vivir de la pintura porque ya tenía su modo de vida, por lo que ha hecho a nivel artístico lo que le apetecía, sin supeditarse a ninguna galería.
“Soy eclético. He hecho diferentes cosas de diferente estilos, sin renunciar a mi impronta personal. Me siento libre y hago lo que me apetece”.