La mula mecánica tradicional construida por dos valdepeñeros en los años 40, Manuel Villalba y Luis Sánchez, ha sido donada por sus familiares al Museo del Vino de Valdepeñas y este martes ha tenido lugar el acto oficial de dicha donación.
Tanto el alcalde de la ciudad, Jesús Martín, presidente de la Fundación Museo del Vino, como el director del museo, Manuel López, han agradecido esta donación y la generosidad de las familias. “Hoy estamos haciendo un acto de justicia con la memoria”, ha dicho el primer edil, que ha puesto en valor el ingenio de dos valdepeñeros, “que fueron hijos de sus circunstancias y tuvieron un sueño que no se pudo materializar. No se pudo fabricar por falta de sensibilidad o por intereses ocultos, pero de ello se habló mucho en aquellos tiempos”. Ha señalado que quizás en otras circunstancias hubiera ido mejor.
El regidor municipal ha manifestado que el ingenio avanza más desde la necesidad que desde la comodidad y se ha mostrado orgulloso de que esta ciudad haya tenido hombres como Luis Sánchez y Manuel Villalba, que no pudieron alcanzar el objetivo que pretendían pero que alcanzaron la gloria.
En este sentido, Eugenio Sánchez, representante de las familias, ha explicado que la idea de la mula mecánica surgió a raíz de la escasez de animales para trabajar en labores agrícolas tras la guerra civil, ya que se utilizaron para las tropas, para llevar armas, como alimento… “Un mecánico que tenía un taller en Valdepeñas pensó en hacer un artefacto para sustituir y mejorar la labor de los animales en las explotaciones agrícolas e hizo los planos”. El prototipo vio la luz en 1947 y se patenta tras luchar contra un intento de plagio de una empresa de Barcelona. En 1948 hubo un gran acontecimiento entorno a este aparato, que contó con la presencia de Franco, que paró en Valdepeñas para verlo y mostró su apoyo, aunque luego ese apoyo no llegó.
Para fabricar el prototipo, sus inventores lidiaron con la falta de materiales y de maquinaria debido a la postguerra. Después, con la falta de financiación para fabricarlo. “Querían vender la patente al Estado para que lo fabricara en serie a un precio para que los agricultores lo pudieran comprar, pero faltó sensibilidad del Estado”.

Les ofrecieron ir a Inglaterra para obtener apoyos y fabricarlo allí, pero no quisieron irse de Valdepeñas, ya que aquí estaba su familia.
“Dejaron de pagar la patente y abandonaron el proyecto. Después, italianos e ingleses empezaron a fabricarlo”.
Eugenio Sánchez ha dado las gracias a Martín y a López por su apoyo para recuperar el prototipo de la mula mecánica y darle una segunda vida al poder exponerse en el museo, siendo un homenaje a sus inventores y una forma de recuperar parte de la historia de Valdepeñas.
Por su parte, Eva Mª Jesús Morales, integrante de la Asociación para la Investigación y el Desarrollo Cultural de Valdepeñas “Orisos”, también ha agradecido la donación para poner en valor el patrimonio y ha recordado que esta asociación hizo un programa sobre la mula mecánica haciendo un repaso por su historia. Ha destacado la importancia que el invento tuvo en aquella época y ha puesto en valor a dos emprendedores en los momentos más difíciles de la postguerra, que hicieron un prototipo como alternativa a la tracción animal para hacer diversas tareas agrícolas, con un fin social: facilitar la vida de los agricultores.
La máquina se patentó con la marca Villsan, en alusión al apellido de los inventores. “En momentos de crisis, el ingenio se agudiza. Es bueno que esto se mantenga y que se reconozca”.
Manuel López ha explicado, con la proyección de imágenes, el proceso que se ha llevado a cabo para restaurar el prototipo, desde la limpieza hasta la pintura, restauración de piezas, hallazgo de letras grabadas… “Ha sido una recuperación de arqueología industrial. Se trata de una pieza única en España”.
La mula mecánica tradicional se ha colocado en el patio del Museo del Vino.