La Hermandad de la Virgen de la Cabeza y Jesús Resucitado, de Valdepeñas, celebró la Festividad de San Joaquín y Santa Ana (Día de los Abuelos) el lunes a las 20.30 horas en la ermita de la Virgen de la Cabeza con el rezo del Santo Rosario, una eucaristía y el reconocimiento a abuelos ejemplares.
En esta ocasión, el reconocimiento de Abuela Ejemplar fue para Carmen de los Ángeles Megía, viuda de Martín Aparicio.
Carmen de los Ángeles Megía nació un 9 de agosto de 1932 en Santa Cruz de los Cáñamos, hija de Emilio y María que, junto a sus dos hermanas, formaban una familia típica de aquella época tan llena de dificultades. Su padre era albañil y cuando ella tenía cuatro años decidió trasladarse junto con toda su familia a Segovia. Allí pasaron la Guerra Civil. Su padre enfermó y regresaron a su pueblo.
Cuando tenía 15 años conoció a Martín. En esa época ella cosía con su madre y él se dedicaba a trabajar en las fincas de su familia. Fueron transcurriendo los años y decidieron casarse en 1956. Al poco tiempo, Martín empezó a trabajar para Obras Públicas como peón caminero, lo que hizo que se trasladaran a Berzares (Jaén), donde nació su primer hijo, Pedro. Después nació Serafín.
Al poco tiempo se trasladaron a Albaladejo y nació su hija Mari. Después volvieron a su pueblo y al poco tiempo fueron trasladados definitivamente a Valdepeñas, donde nació su hija Asun.
En Valdepeñas Carmen estuvo muy vinculada a la ermita de la Virgen de la Cabeza, a la que tiene mucha devoción.
Sus hijos crecieron y convirtieron a Carmen y su marido en abuelos de ocho nietos.
En 2009 falleció su marido y al año siguiente su nieto Luis Carlos. “Fueron momento duros, pero su fe le ayudó a superar estas circunstancias tan dolorosas, dando un ejemplo cristiano a su familia, sin dejar de venir a rezarle a la Virgen de la Cabeza. Solamente ahora, por causa de la pandemia y por motivos de salud, a veces no puede venir a la ermita causándole esto un gran pesar. Por todo ello, la hermandad le quiere reconocer su mérito, haciéndole este pequeño homenaje y agradeciéndole de todo corazón que lo haya aceptado”.
Debido a la situación por la pandemia de la COVID-19, no se entregó el tradicional “puñao” ni la limoná, al igual que tampoco se hizo el año pasado.