La tradición de consumir dulces típicos de Semana Santa no se pierde en Valdepeñas, a pesar de que se demandan menos que otros años debido a las restricciones por la COVID-19. Prima en la ciudad el consumo de flores manchegas, torrijas, rosquillos fritos de sartén, barquillos y pestiños.
En el Horno San Antonio empezaron a preparar estos dulces más típicos en vísperas del Viernes de Dolores, aunque algunos los preparan también en otras épocas como en Carnaval y cuaresma como las flores, y otros como los rosquillos los hacen todo el año. “Lo más típico de Semana Santa dejaremos de hacerlo el Lunes de Pascua”. “Lo que más se vende son las torrijas, la leche frita y los pestiños rebozados en miel. En los pueblos colindantes son típicos los nuégados, pero en Valdepeñas son típicos para los Santos y nosotros no los hacemos en Semana Santa”, ha indicado Antonio Maroto, uno de los propietarios del Horno San Antonio.
Ha señalado que habrá un subidón de demanda a partir de este Miércoles Santo, “con vistas a estar más en casa y tener lo necesario para no salir a comprar durante estos días festivos”.
“Son dulces que se pueden hacer en casa, pero mucha gente no los hace porque hay que liar mucho para hacer, por ejemplo, las torrijas. Prefieren ir a la pastelería cerca de casa, que saben que lo hacemos todo artesanal”.
Maroto ha apuntado que prepararán menos cantidad que otros años porque la gente no puede juntarse y no se lleva tanta cantidad y porque la gente que venía de otras comunidades y aprovechaba para comer aquí y llevarse a sus ciudades, ahora no puede hacerlo por el cierre perimetral de la comunidad autónoma. “La gente viene a los sabores de la tierra y eso lo vamos a perder”.
La Semana Santa es una de las fechas que hacen más ventas.
También ha comentado que con motivo del Día del Padre lo que más hicieron fueron tartas personalizadas, como con fotos del padre con la familia, de sus aficiones… “Como ha caído en viernes y no ha sido festivo, ha sido repartido entre el fin de semana”.
Al preguntarle por cómo les ha afectado el coronavirus, Maroto ha contestado que la gente está respetando el orden de llegada y mantiene las distancias en el establecimiento.
En cuanto al confinamiento ha dicho que al principio se vendía solo el pan o cosas de cochura como magdalenas, más que pastelería. “Luego, al ver que ya se podía salir, con fechas como el Día de la Madre, se fue recuperando la venta. También fue bien el servicio a domicilio. Nos hemos mantenido más o menos”, ha apuntado.