La orientadora Juana Caro ha ofrecido en Valdepeñas una charla sobre inclusión educativa dirigida a familias en la que quiso dejar clara la idea de que “nuestros hijos tienen derecho a una educación inclusiva” y animó a las familias a reclamar que se cumpla este derecho.
La sede de la Universidad Popular, situada en la calle Pangino, acogió esta actividad organizada por Neurodiversos Castilla-La Mancha, una asociación de familias de personas con necesidades especiales y personas que apuestan por la inclusión, creada para mejorar la calidad de vida de este colectivo y sensibilizar a la sociedad sobre las neurodivergencias, que tiene su sede en Valdepeñas. Entre sus integrantes hay personas autistas, personas con altas capacidades y altas sensibilidades, con TDAH, Síndrome de Down, con otras discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales y personas neurotípicas.
Caro señalo que, en ocasiones, hasta a los propios profesionales les cuesta asumir el derecho de la inclusión y trabajar por que se lleve a cabo y son las familias las que tienen que reivindicar dicho derecho para sus hijos con necesidades educativas especiales.
“Todos nuestros hijos tienen el mismo derecho que el resto y tienen que recibir los apoyos necesarios para seguir adelante en función de sus capacidades”, “pero se encuentran con barreras en el camino de la inclusión” a pesar de que la educación y la inclusión son derechos recogidos en la Constitución y en el Decreto de la Inclusión de Castilla-La Mancha. “No vale que nos digan que no hay recursos ni dinero”.
Explicó que los padres tienen derecho a pedir información educativa sobre sus hijos: los informes necesarios, como evaluaciones psicopedagógicas, y los apoyos que necesitan y con los que cuentan en el aula.

Caro habló de momentos importantes a tener en cuenta en la educación de los menores, como la escolarización y los cambios de etapa, así como de la conveniencia o no de repetir curso o de contar con dictamen de escolarización, el cual permite al alumno contar con apoyos y con una adaptación curricular y que se solicita hasta el 15 de febrero.
Sobre la evaluación psicopedagógica, dijo que evalúa las barreras y potencialidades del alumno para saber qué necesita, teniendo en cuenta que las barreras no son del niño, sino del centro, que es el que tiene que adaptarse a las necesidades del menor para garantizar su aprendizaje y participación. Esta evaluación se realiza al inicio de la escolarización, en el cambio de etapa educativa y ante situaciones diversas que necesiten de la evaluación para dar respuesta a las necesidades del niño.
“La evaluación psicopedagógica no está asociada a una discapacidad, sino a una necesidad educativa, como el caso de altas capacidades. La hace el orientador o la orientadora del centro”, puntualizó.
Juana Caro habló también sobre el plan de trabajo que se le hace al alumno, que debe estar a disposición de los padres.
Sobre las repeticiones, la orientadora explicó que los padres deben consentir la repetición, si lo ven oportuno y que pueden negarse a ella.
Otro tema que se trató en la charla fue el de los centros de educación especial, que son centros de recursos, según dijo. Los padres pueden decidir si llevar o no a sus hijos a estos centros, teniendo en cuenta que han que agotarse todas las vías de inclusión antes de tomar esta decisión y teniendo en cuenta también que los apoyos que los niños tienen en Primaria, deben tenerlos también en Secundaria.
En caso de que el colegio proponga que el menor vaya a un centro de educación especial desde el colegio y los padres no quieran, se nombraría a un mediador.
Otra modalidad sería la educación combinada (unos días en centro ordinario y otros días en centro de educación especial), pero los padres también tienen que estar de acuerdo para que se lleve a cabo.
Caro finalizó la charla diciendo que “soñar con una educación inclusiva para todos no es una utopía, es un derecho”.
