Ayuso y Casado, han ido a librar su batalla en la que están ambos, para mostrar quien ataca más ferozmente a Sánchez. Una batalla para ver quien es capaz de decir la mayor barbaridad. Castilla y León les ha importado un pimiento. La una con su falaz y contumaz dilema de comunismo o libertad, acusando a la izquierda de sembrar odio entre los españoles; y el otro sacando pecho con “La cuna de la Hispanidad” no como “Zapatero que hace negocios con Maduro”, o “los Podemitas que están con las dictaduras bananeras que asesinan y violan”. El Partido Popular ha ido a Castilla y León a librar su batalla interna y su guerra contra el “Gobierno Frankenstein”.
No han ido a explicar las consecuencias de la reforma laboral entre los empresarios y los trabajadores; no han ido a explicar sus propuestas en cuestiones como la España vaciada, la agricultura, la ganadería, la industria del automóvil, las universidades, la Educación, la Sanidad. No. Nada de eso. Han ido a levantar banderas por la Unidad de España y a poner de relieve a quienes se la quieren cargar. Y yo me preguntaría: ¿Quiénes son los que se están cargando España?
Esta ha sido la campaña que culmina con el 13-F. ¿Qué ha ganado el PP con esta campaña? ¿Para esto adelantó las elecciones en plena pandemia? Ha ganado las elecciones. Sí. Mi felicitación desde aquí porque es legítimo. Pero ahora tiene que gobernar. Ha cambiado a Ciudadanos por Vox. ¡Tela! Ha obtenido un resultado muy similar al de hace tres años. Y tiene a un PSOE pisándole los talones. ¿Es eso lo que buscaban? Hombre; no pongan cara de triunfadores. La operación ha sido un estrepitoso fracaso. No les deseo ningún mal, pero la situación en la que queda el partido de Pablo Casado es muy delicada. Espero que esta vez sepan acertar en el diagnóstico y orientar mejor sus estrategias por el bien de España.