Los pueblos de nuestra provincia viven en estos días de verano el regreso de muchos vecinos que un día decidieron irse a buscar oportunidades a otros sitios. Reencuentro con sus raíces que suponen una inyección de vida a estas localidades que en muchos casos sufren los estragos del envejecimiento de sus vecinos y la despoblación.
Valenzuela de Calatrava, una localidad cercana a Almagro, es claro ejemplo de este fenómeno, esta población de unos 650 habitantes a unos 20 kilómetros de la capital ve como estos días muchos vecinos, que en su momento emigraron, vuelven con sus hijos e incluso sus nietos a pasar unos días.
La familia Cañizares Rodríguez representa a muchas de estas familias que entre la segunda mitad de julio y la primera quincena de agosto vienen hasta Valenzuela. Soledad y Herminia, son dos hermanas que se fueron hace años al Prat de Llobregat una localidad cercana a Barcelona, donde formaron sus familias y desarrollaron sus vidas, pero sin romper el vínculo con su pueblo natal.
Jesica, hija de Soledad recuerda como todos los meses de agosto de su infancia eran en casa de la abuela y lo diferente que era. “Mi abuela no tenia lavabo, solo una habitación arriba, nos bañábamos en barreños, para nosotros era superdivertido, para nuestras madres no tanto”.
Tras morir la abuela la casa se vendió y estuvieron sin venir unos años. La hija mayor de Herminia, Mari, apunta que un tiempo después cogieron la costumbre de venir a las fiestas, que son a principios de octubre “aunque fueran cuatro días” y les empezó a rondar la idea de comprar una casa en el pueblo, algo que sucedió a finales de 2019. “La primera que compró fue mi madre” explica Mari, “mi tía un año después más o menos pero antes de comprarla todos nos quedábamos en la misma y nos apañábamos como podíamos”.
Recuerdos y desconexión
Buenos recuerdos y desconexión son las principales razones por los que a Jesica le gusta venir a Valenzuela. “Aquí vas sin horarios, con tranquilidad, en Barcelona vamos un poco estresados aunque también supongo que es porque estás de vacaciones. También me gusta porque es tiempo de estar en familia y para que los niños tengan eses vinculo que nosotras hemos tenido desde pequeñas”. Añade que le gusta que los días de estar en Valenzuela coincidan con la Semana Cultural, que se celebra a primeros de agosto, porque los niños se lo pasan muy bien y los mayores también disfrutan.
Para Olga, hermana de Mari, es muy importante que los pequeños de la familia, Hugo, Eric y Daniel, sepan de donde vienen en estos tiempo tan convulsos para la identidad, “que no se confundan. Que conozcan los sitios y que no tengan ideas preconcebidas. Que sepan de donde vienen y que conozca su cultura, porque su madre habla así, porque su abuela tiene unas expresiones tan divertidas y los refranes”.
Mari considera que las familias que vienen en verano dan ambiente al pueblo. “Ves gente nueva, intercambias experiencias, diferentes puntos de vista y conocimiento mutuo”. Algo que comparte su prima Yesica que considera que se “conocen cosas distintas”.
Además en el caso de esta familia, al haber comprado vivienda aportan con sus impuestos que el Ayuntamiento pueda hacer cosas por mejorar el pueblo y han evitado que dos casas se queden vacías.
Soledad y Herminia se muestran contentas de que sus hijas les guste venir al pueblo y explican la historia de cómo decidieron comprar las casas. Destacan lo que disfrutan los nietos, sobre todo uno de ellos “que le encanta el campo”.
Un respiro para encarar el invierno
Sentimientos pero también economía, esta venida de gente hace que los negocios del pueblo tengan un respiro para encarar el largo invierno en el que la afluencia de clientes disminuye notablemente. Algo que destacaba Antonio Roldan, del Bar ‘La Plaza’, que explica que el aumento de la clientela supone dar trabajo a la gente del pueblo. En este negocio de hostelería situado en la plaza del Ayuntamiento pasan de ser dos a seis para estas fechas, además supone un colchón para compensar los meses de invierno “que son largos”. “Entre semana puedes abrir al café y ya hasta el día siguiente, los fines de semana se pueden añadir las cañas pero nada que ver al verano”.
Argumentos similares apunta Rafa Córdoba Herrera, que regenta el Covirán de Valenzuela. En esta temporada, admite, que se incrementa en un treinta por ciento lo que suele vender. “Esto supone un poco aire para el negocio en estos dos meses de verano”. Explica que la primera quincena de agosto es la más fuerte aunque la segunda de julio y la segunda de agosto también se nota. Sobre todo lo que aumenta es en el tema de las necesidades de última hora. “Vienen a por algo que no tienen y se dan cuenta en el último momento, pero ya que vienen compran algunas más” y es que para Córdoba podría ser bastante mejor pero Valenzuela esta cerca de pueblos más grandes con supermercados de mayor tamaño.
“Da mucha vida al pueblo”
Valenzuela puede aumentar hasta en doscientos vecinos en estas fechas, según su alcalde, Honorio Cañizares. Una afluencia “que da mucha vida al pueblo”. Explica que el noventa por ciento vienen desde el Prat de Llobregat, donde hay una importante colonia procedente del pueblo que en muchos casos va ya por la cuarta generación, aunque también vienen familias de Madrid y de otros puntos del país, pero en menor proporción.
Ha habido un cambio de tendencia en la gente que viene a pasar unos días al pueblo. Cañizares comenta que hace unos años la segunda generación dejó de venir y solo viajaban los que se fueron, en cambio ahora “llevamos unos cuatro o cinco años que han vuelto a venir los que se fueron, sus hijos y además traen a la tercera generación, creo que los más jóvenes está viniendo más que la segunda generación. Sobre todo ahora en verano, porque hubo un tiempo que cambió la tendencia dejaron de venir en verano y venían para las fiestas”. Cree que esto puede venir motivado por la Semana Cultural, aprovechan las vacaciones y la primera quincena de agosto es la mejor para el pueblo
Cree que la pandemia ha tenido que ver con este renacer de venir al pueblo, “yo creo que después de vernos en la situación yo creo que o han empezado a salir más o a querer recuperar lo que se dejó perder”.
Admite que donde más se nota este aumento de la población es en las calles llenas de coches. “Se nota cuando nos pasan las estadísticas de consumo de agua, pero donde más es cuando llegas en invierno y hay tres coches y en agosto no puedes aparcar”.
El alcalde destaca que todo esto supone negocio para los autónomos locales y trabajo, lo que se traduce en dinero que está entrando en el pueblo y comenta que últimamente se están vendiendo bastantes casas de las viejas “estamos empadronando más que perdemos y eso es difícil conforme tenemos ahora los pueblos”.