J. Y.
Ciudad Real
Como no podía ser de otra manera, la valoración sobre la prórroga de un año que permitirá cerrar los trámites para obtener ayudas por la reestructuración del viñedo en la región han sido unánimemente positivas.
Tras la opinión satisfactoria este lunes de la Asociación Agraria-Jóvenes Agricultores (ASAJA) de Castilla-La Mancha de que la Consejería de Agricultura obtuviera la autorización del Ministerio para ampliar el plazo de ejecución de los actuales proyectos, este martes fue la propia consejera del ramo, María Luisa Soriano, la que celebró dicha ampliación.
“Es positivo”, dijo, ante la falta de plantas de algunas variedades como macabeo y airén que suponía “un problema que tenia difícil encaje y solución”. “Los viticultores tenían que cambiar de variedad o perder las ayudas”, recordó, por lo que fue la propia Consejería de Agricultura la que vio hace unas semanas, a petición de Asaja, “conveniente realizar una moratoria” para poder realizar estas operaciones con plantas injertadas.
El secretario regional de UPA, Julián Morcillo, también se mostró satisfecho por la ampliación de los plazos pues de cumplirse el 31 de julio “se hubieran quedado excluidos del programa muchos viticultores”. Recordó que ya hay presupuestada una partida inicial de 65,6 millones de euros para la campaña del presente ejercicio que comenzó a mediados de octubre de 2012, “aunque luego podrían ampliarse como otros años”.
El problema era que el mercado de planta injerto para las variedades de airén y macabeo estaba desabastecido por las previsiones de los viveros a la baja y, según los expertos, el ciclo de plantación y enraizamiento de viñedo (bien para reposición o para nuevas vides), precisa de un tiempo determinado, un imponderable difícil de salvar por los productores a la hora de cerrar sus expedientes en el último año de los planes de reestructuración para el periodo 2010-2013.
Todos coincidieron en señalar que la respuesta obtenida a la reivindicación del sector vitivinícola regional, ha cortocircuitado la alarma creada ante dicha falta de planta en los viveros.
En concreto, había 5.000 hectáreas de las 10.000 solicitadas en Castilla-La Mancha de variedades blancas que se hubieran quedado sin plantas y, por tanto, sin poder terminar de tramitar los proyectos iniciados y sin recibir las subvenciones.