Soledad Ruipérez/ Ciudad Real
Vicente Calatayud Maldonado nació en 1935, en el número 13 de la calle Caballeros en Ciudad Real. Se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada en 1958, y se doctoró en la Universidad de Zaragoza en 1960. Estudió Neurocirugía en Alemania. Desde 1970 es colaborador científico del CSIC. Desde 2009 es miembro de número de la Real Academia Nacional de Medicina. Es hijo adoptivo de Zaragoza e hijo predilecto de Ciudad Real, donde también fue Pandorgo en 1993.
Pregunta.-¿Qué supone para usted recibir la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo?
R.-Este reconocimiento, no es para mí, es para mi pueblo, para mi tierra, para mis enfermos y mis maestros.
P.- Bueno y también para su trabajo y su trayectoria …
R.-Yo he hecho mi trabajo tal y como me enseñaron mis maestros en la escuela, mis profesores en la Facultad de Medicina. Mis padres y hermanos me han enseñando a rendir lo que tengo que rendir y a respetar en beneficio de la sociedad.
P.- ¿Comparte este reconocimiento con la fotógrafa Cristina García Rodero?
R.-Ya compartí otro premio con ella. Creo que Cristina es una gran mujer, una gran persona y una gran fotógrafa, además de una gran amiga. Se lo merece tanto o más que yo.
P.- La buena fotografía es como un buen diagnóstico …
R.-Sí, sí. Es complicado plasmar la realidad en imágenes. Por que yo, como médico, al final lo único que puedo hacer es agradecer a los pacientes que ponen su salud en mis manos, pero los profesionales como Cristina plasman la realidad y muchas veces no es tan agradable, ni perfecta como nosotros creemos. Cristina da vida a una realidad y a los sueños que capta.
P.- ¿La neurocirugía es el área médica más complicada de medicina?
R.-Es complicada aunque la tecnología hoy está ayudando mucho porque cuando yo empecé había mucha mortalidad, pero todo eso está superado y la neurocirugía que yo aprendí está muy mejorada.
P.-¿Volvería a estudiar medicina?
R.-Por supuesto. Hice lo que me gustaba con vocación y con ilusión. No es un esfuerzo ir a trabajar, ni levantarte por la noche cuando te llaman de urgencia, ni examinar por que disfruto de ejercer.
P.-¿Qué echa de menos en su gremio?
R.- Creo que se ha perdido relación directa con el paciente. Antes, a veces, el médico curaba con una conversación, porque hay muchas dolencias psicosomáticas y es muy necesario e importante el contacto humano. Y en ocasiones la habilidad del médico puede ayudar sin receta. Las canas, las arrugas o la artrosis no son una enfermedad, son desgaste. Es un proceso biológico que hay que valorar y no siempre es necesario medicar.
P.-¿Qué valoración hace usted de la sanidad pública Castilla-La Mancha?
R.-Creo que se puede gestionar mejor, eso no quiere decir que esté mal. Otra cosa es la huida hacia adelante por los procesos jurídicos que se plantean. Mi opinión personal es que el gasto farmacéutico o en pruebas complementarias es en ocasiones innecesario.
P.-Castilla-La Mancha es su pasión, ¿Quijote o Sancho?
R.-Soy mas bien Sancho, porque don Quijote era un idealista, yo soy más realista aunque me gusta compaginar la realidad con el idealismo. Soy un poco el ‘Quijosancho’ del que hablaba Menéndez Pidal.