La luz se hace en el escenario del Palacio de los Oviedo y aparece una mujer subida a un tobogán con ornamentación grecolatina. En el lateral, otra canta agarrada a las teclas del piano, “que hermosa dama, la diosa Fama, que hermosa dama”.
De amor, de amor por el arte, por el teatro, por los amantes, por ser libre frente a convenciones, de eso va ‘Vive Molière’, como cualquier obra de teatro del Siglo de Oro, pero ésta de Álvaro Tato bajo la dirección de Yayo Cáceres es mucho más, como pudo comprobar este martes el Festival de Teatro Clásico de Almagro.
Sin duda es una osadía, o si no cómo alguien se puede atrever a rescatar la vida de Molière, el dramaturgo del Gran Siglo francés, dar vida a los personajes eternos que le llevaron al éxito y al mismo tiempo utilizar una nueva historia como hilo conductor.
De ‘Don Juan’ a ‘El avaro’
Esa historia fue la de la diosa Fama, que acompañada de sus serviles Dato, Mito y Chisme, y de las melodías de Clarín, baja a la tierra en busca de un marido fuera de lo común, Molière, aquel hombre de París condenado a ser tapicero, como su padre, pero que fue capaz de alcanzar la gloria del teatro.
Qué mejor forma que conocer su vida que a través de sus personajes y eso es lo que hizo Ay Teatro. ‘El médico a palos’, ‘Don Juan’, ‘El enfermo imaginario’, ‘El burgués gentilhombre’ y ‘El avaro’, ese personaje tan codicioso que fue capaz de romper la frontera con el público en busca de unas cuantas monedas.
Es casi imposible imaginar que tan solo cinco actores en el escenario fueron capaces de dar vida a tantos personajes y tantas historias entrelazadas, pero ayudados de unas mínimas variaciones en el escenario, de la luz y del vestuario, lo consiguen, y el público, pasados unos minutos de asimilación, no se pierde.
Risa y entretenimiento en un baile de floretes
Al revés, el público se encuentra con el padre de la comedia francesa, se divierte con la música y las coreografías, sobre todo en la primera parte de la función a través de escenas tan animadas como el baile de floretes, y no para de reír.
El verso es muy ágil, la obra tiene ritmo y genial la interpretación de Marta Estal, Laura Ferrer, Mario Portillo, Juan de Vera y sobre todo Kevin de la Rosa, que se mete en el bolsillo al público. Será difícil olvidar a un ‘Avaro’ como él.
Entre algún flash contemporáneo, como la referencia a iconos franceses tan actuales como la baguette o el Roland Garros, estos tiempos donde la moralidad exacerbada vuelve a poner límites al arte, pues en su momento ‘Don Juan’ y ‘Tartufo’ sufrieron la censura, ‘Vive Moliere’ también reflexiona sobre el teatro del pasado y el presente.