Manuel García Ortiz, doctorando en Derecho, especializado en Bioética y Derecho de la Discapacidad, en la UCLM, ha presentado esta mañana la monografía “Historia de la discapacidad. Una historia de la humanidad sin dejar a nadie atrás”, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real.
En la presentación ha estado acompañado por el decano de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real, Fernando Callejas Albiñana; la codirectora de la Cátedra de Discapacidad y Dependencia de esta universidad, Juani Morcillo; el presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), Luis Cayo Pérez Bueno; y el director gerente del CERMI Castilla-La Mancha, José Antonio Romero.
García Ortíz ha manifestado que “estamos en un momento en el que hay herramientas, como la Convención de Naciones Unidas, que hacen una palanca importante en visibilizar al colectivo e impulsar el cambio, por ejemplo con la más reciente reforma del artículo 49 de la Constitución”.
En este sentido consideró que “quizás vivamos en uno de los momentos de la historia donde haya más visibilidad de la discapacidad, aunque por supuesto sigue siendo invisible en muchos aspectos”.
Al respecto, ha subrayado que la obra que ha presentado hoy busca visibilizar a las personas con discapacidad en la historia, como una parte esencial y significativa a la que se ha dado la espalda y se ha dejado atrás en las narraciones de los acontecimientos.
Dos décadas de investigación de la discapacidad
Manuel García Ortiz ha indicado que “Historia de la discapacidad: Una historia de la humanidad sin dejar a nadie atrás” es un trabajo fruto de más de dos décadas dedicadas a la investigación y activismo en el ámbito de la discapacidad. Desde sus inicios como voluntario en 1996 hasta su actual labor investigadora, García Ortiz ha sido testigo y partícipe de la evolución de los derechos de las personas con discapacidad, un tema que lo llevó a profundizar en la historia de cómo han sido tratadas a lo largo del tiempo.
La génesis de su libro tiene raíces en un encargo que recibió en 2010, en el cual se le solicitó un análisis sesgado de la evolución de los modelos de discapacidad, pidiendo que omitiera los aspectos más negativos de la historia. Este enfoque, que él percibió como un “lavado de cara”, lo impulsó a investigar más a fondo la realidad histórica. En 2017, retomó esta investigación en el marco de su máster en derechos humanos especializado en bioética, y continuó explorando el tema en su tesis doctoral, cuyos avances forman parte de este libro.
Uno de los mayores retos a los que se enfrentó durante la investigación fue la falta de una historiografía consolidada sobre la discapacidad. Según García Ortiz, la invisibilidad histórica de las personas con discapacidad es un reflejo de la discriminación y marginación que han sufrido durante siglos. A pesar de la escasa documentación, encontró valiosa información en textos jurídicos, representaciones artísticas y literarias, así como en los trabajos del movimiento asociativo.
Percepción de la discapacidad
El autor también subraya que la percepción de la discapacidad no ha seguido una evolución lineal, sino que ha estado marcada por una constante tensión entre dos visiones contrapuestas: una que trata a las personas con discapacidad como sujetos de derechos, y otra que las ve como objetos de caridad, exclusión o reclusión. Esta dicotomía ha estado presente en todas las épocas, desde la antigüedad hasta la actualidad.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes que García Ortiz hizo durante su investigación fue la permanencia de ideas antiguas en la legislación moderna. Por ejemplo, la definición aristotélica de “persona”, que se originó en el derecho romano, estuvo presente en el Código Civil español hasta 2010. También destacó cómo algunas creencias demonológicas sobre la discapacidad, que surgieron en Mesopotamia, aún persisten en algunas regiones del mundo, donde se practican exorcismos a personas con discapacidad.
En cuanto a los periodos más oscuros de la historia para las personas con discapacidad, García Ortiz señala a la Grecia clásica y la Roma republicana, especialmente en Esparta, donde el asesinato de recién nacidos con discapacidad era una práctica sancionada por la ley, la religión y la filosofía. No obstante, matiza que incluso en los momentos más sombríos de la historia, siempre hubo voces que defendieron la dignidad humana.
Uno de los temas más controvertidos que aborda en su libro es el papel de la religión en el tratamiento de las personas con discapacidad. Según el autor, la religión ha jugado tanto un rol negativo, al asociar discapacidad con pecado y castigo, como uno positivo, al ofrecer asistencia y apoyo humanitario a las personas con discapacidad. La secularización de la sociedad tras la Edad Media también permitió que surgiera el modelo médico-rehabilitador, que trataba a las personas con discapacidad como objetos de tratamiento más que como sujetos de derechos.
Respecto al impacto de los avances científicos y tecnológicos en la vida de las personas con discapacidad, García Ortiz sostiene que, aunque han mejorado la calidad de vida y la autonomía de muchas personas, también han sido utilizados para justificar la eugenesia y otros abusos. Las revoluciones política y científica de la modernidad no trajeron tantos beneficios como cabría esperar, pues muchas veces se marginó a este grupo social.
El autor también reflexiona sobre la transición del modelo médico al modelo social de la discapacidad, afirmando que no ha sido un proceso de reemplazo, sino una lucha dialéctica entre dos enfoques que aún coexisten. Un factor clave en este cambio fue el Juicio de los Doctores en Núremberg y el activismo del movimiento de personas con discapacidad a mediados del siglo XX.
Futuro
Finalmente, García Ortiz destaca la importancia de la Convención de 2006 sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que ha sido fundamental para impulsar cambios legislativos en todo el mundo. Sin embargo, advierte que, aunque se han logrado avances significativos, aún queda mucho camino por recorrer para lograr una sociedad verdaderamente inclusiva. Para el autor, el futuro de la inclusión depende de que las sociedades sigan desarrollando políticas que garanticen la igualdad de oportunidades y el respeto por los derechos de todas las personas.