El descenso de las temperaturas, que dejaron una noche muy fría, no impidió que fueran numerosas las personas que se dieron cita en el habitual recorrido por las calles del barrio del Parterre y Plaza de Toros para meditar las estaciones del Vía Crucis.
A las diez de la noche, con intenso frío, salía por las puertas de la Iglesia de Santa María la imagen del Cristo que preside durante todo el año el altar mayor de esa Iglesia.
Como es habitual, el Cristo va portado a hombros de los fieles que se van turnando, recorriendo el itinerario de forma horizontal, sin carroza ni andas, deteniéndose para las meditaciones en cada una de las cruces colocadas en diferentes domicilios del itinerario.
En las estaciones se realizaron por los fieles una serie de meditaciones, mientras que en el recorrido, los componentes del coro de la Iglesia enronaron diversos cánticos penitenciales, abriendo y cerrando las meditaciones el vicario de la parroquia de San Juan Bautista, Feliciano Harindintwari. Al finalizar el itinerario, los files asistentes fueron pasando delante de la imagen del Cristo para besarla.