Valdepeñas ha vivido esta mañana de Viernes Santo con fervor, tradición y solemnidad. Después de que la lluvia impidiera su salida en 2024, la Muy Ilustre y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Esperanza se ha resarcido volviendo a recorrer este Viernes Santo las calles del centro de la ciudad, en una procesión que ha estado marcada por la emoción, algunas novedades y un tiempo espectacular.
Cofrades y vecinos se han quitado de encima la pena que la borrasca Nelson causó el año pasado, al no dejar salir los pasos de esta estación de penitencia, muy esperada y seguida en el día de hoy. Cientos de personas se han congregado a las doce del mediodía en la Plaza de España para asistir a la salida de los tres pasos que componen el desfile procesional de esta hermandad, y muchos más han abarrotado las aceras del recorrido en una soleada y cálida mañana.
El cortejo ha partido puntualmente a mediodía desde la Parroquia de la Asunción. Cuando las campanas de la torre de la iglesia han empezado a tocar las doce, en el interior del templo ha comenzado el movimiento. Cofrades, mantillas, músicos y los muchos militares, que tradicionalmente acuden a esta procesión, han empezado a organizarse para encarar la salida y dar inicio al desfile procesional.
Tras la cruz de guía, Nuestro Padre Jesús Caído ha asomado a la plaza en primer lugar. Le ha seguido Jesús despojado de sus vestiduras y, tras una nutrida representación de mantillas, alrededor de una veintena, ha hecho su aparición la Virgen de la Esperanza, escoltada por un grupo de policías nacionales de la Comisaría Provincial de Ciudad Real.


Un desfile con espíritu castrense
El cortejo lo ha cerrado una amplia representación de militares y autoridades, encabezada por el diputado nacional de Vox y concejal del Ayuntamiento de Ciudad Real, Ricardo Chamorro, que ha estado acompañado por la concejala valdepeñera del partido, Pilar Barba. La presidenta del PP local, Cándida Tercero, y la concejala de su grupo municipal, María Jesús Ruiz, han ocupado también los primeros puestos entre la representación institucional.


Junto a ellos, según narraba a Lanza momentos antes de comenzar el desfile Ángel López, responsable de Relaciones Institucionales de la hermanda y secretario de la Agrupación de Hermandades de Valdepeñas, la comitiva ha contado con representación del Ejército del Aire, del Ejército de Tierra y de la Armada. Entre las autoridades en puestos de presidencia ha estado el teniente general Carlos Palacios del Ejército de Tierra, que lideró la operación militar contra la Covid-19, el general de División de la Guardia Civil Carlos Sarrión, el coronel de la Base Aérea de Albacete, el teniente coronel de la Base de Helicópteros de Almagro y una amplia representación de las Fuerzas Armadas, en general, que han participado con distintas escuadras, escuadrillas o piquetes. Entre estas ha habido un piquete procedente de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid, otro de la Brigada Acorazada Número 12 del Goloso y otro del Ejército del Aire de Cuatro Vientos.
En total, un centenar de militares y autoridades, entre las que también estaba el capitán de la Guardia Civil de Valdepeñas y diferentes mandos de la Policía Nacional. La presencia de tan abultado número de miembros del Ejército y de los Cuerpos de Seguridad del Estado obedece a que la Muy Ilustre y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Esperanza está vinculada por hermanamientos con la Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local.


El encuentro con la Verónica, punto clave del recorrido
Al margen de las autoridades, la estación de penitencia ha estado acompañada por un público numeroso que, desde primera hora, ha aguardado con expectación el discurrir de esta esperada estación de penitencia. A lo largo de todo el recorrido se ha podido sentir el fervor cofrade que caracteriza a la hermandad, pero que se ha dejado notar especialmente durante algunos de los momentos clave del desfile, como la revirá de la calle Castellanos o el emotivo encuentro entre Jesús Caído y la Verónica a las puertas de la parroquia de San José, en la confluencia de las calles Cervantes y Seis de Junio.
El encuentro, punto clave del desfile de esta estación de penitencia, se ha producido poco antes de la una y media de la tarde, ante la mirada de un numerosísimo público que se ha agolpado en el cruce de esquinas donde se produce la escenificación del momento en el que la Verónica limpia el rostro a Jesús Caído. Las gradas que el Ayuntamiento instala en este punto han estado también colmadas de público.


Poco después de las dos de la tarde, la estación de penitencia recorría, bajo un potente sol, el tramo central de la calle Seis de Junio para encarar la última fase de su recorrido, a través de la calle Balbuena, Guardia, Cristo para subir por la calle Virgen de regreso a la Plaza y entrar de nuevo en la Iglesia de la Asunción alrededor de las tres de la tarde.
Novedades y nuevas incorporaciones
Entre las principales novedades de la procesión de este 2025 ha destacado la importante transformación del paso de Jesús Caído, que ha incorporado dos nuevas imágenes: Nuestra Señora de la Salud y San Juan Evangelista. Estas tallas, donadas por dos hermanos de la cofradía, completan el misterio que representa el cuarto dolor de la Virgen María, cuando se encuentra con su hijo camino al Calvario. El nuevo conjunto escultórico, que fue aprobado en octubre de 2022 por la asamblea de hermanos, ha sido recibido con entusiasmo por cofrades y devotos.
A esta renovación, según explicaba a Lanza el hermano mayor de la cofradía, David Sánchez Migallón, se ha sumado el acabado final de la plataforma que compone el paso de Jesús Caído. Además, la Verónica ha lucido una nueva aureola, que ha sido donada por sus portadoras como símbolo de su compromiso y cariño hacia esta representación única del encuentro con Cristo.
En otro orden de cosas, pero dentro del marco de refuerzo del patrimonio artístico y devocional de la hermandad, este año ha estrenado un nuevo oratorio para las imágenes, inaugurado el pasado mes de febrero.

Música y costal
El acompañamiento musical también ha presentado alguna novedad, en esta ocasión, como la presencia de la Agrupación de Nuestro Padre Jesús Cautivo de Cazorla (Jaén), que ha puesto el sonido al paso de Jesús Caído, mientras que la Banda de Cornetas y Tambores de San Juan Evangelista de Valdepeñas ha acompañado a María Santísima de la Esperanza.
De los cuatro pasos que integran la procesión, tras el encuentro con la Verónica a mitad de camino, este es portado en andas íntegramente por 14 mujeres y el de Jesús Caído es portado a costal por 51 costaleros que van realizando relevos cada media hora, aproximadamente. La coordinación y el esfuerzo de todos ellos ha permitido el lucimiento del paso sin incidencias, en un recorrido que, si bien no presenta grandes complicaciones técnicas, exige precisión en los giros más cerrados, como el de calle Escuelas con Castellanos.


Un cortejo amplio y participativo
En total, unas 350 personas han formado parte del desfile, entre costaleros, portadoras, los hermanos de túnica verde y capa blanca de la hermandad, músicos y la comitiva militar. Muchos niños y mujeres de mantilla han completado un desfile solemne y vibrante.
Los adornos florales, sobrios y elegantes, en los que la hermandad ha invertido en total entre 1.300 y 1.600 euros, han lucido tonos morados en el remozado paso de Jesús Caído. Este paso que se ha ido completando con el tiempo, parte de la talla inicial de Jesús Caído de 1992, obra de los sobrinos de Ortega Bru, un popular escultor gaditano. La Virgen, María Santísima de la Esperanza, ha recorrido las calles adornada con flores blancas. Esta es una talla completa de madera sin policromar, obra de Faustino Sanz Herranz, autor del popular paso de la cena de Ciudad Real capital. La Esperanza ha desfilado con la serenidad habitual, mientras que Jesús Despojado -la imagen cristífera más antigua de Valdepeñas, superviviente de la Guerra Civil- ha vuelto también a captar miradas de admiración y respeto.


Más de un siglo de historia
Fundada en 1916, la Cofradía de Jesús Caído y María Santísima de la Esperanza cuenta hoy con cerca de 400 hermanos. El Rey de España y Francisco Rabadán Sánchez, cofrade histórico de la localidad, ostentan el título de hermanos mayores honoríficos. Cada año, la hermandad celebra una gala institucional respaldada por la empresa de alta tecnología Tecnobit-Oesía, en la que entrega reconocimientos a personalidades y entidades por su compromiso con los valores cofrades y el servicio público.

