Francisco José Turrillo Moraga ha cumplido recientemente uno de sus sueños, ser el encargado de dar el Magno Pregón de la Asociación de Cofradías ante un repleto Teatro Quijano. Con más de treinta años respirando y viviendo la Semana Santa de Ciudad Real, este “cofrade de bandera” como lo llamó su compañero Julio Santiago durante su intervención previa al pregón, considera un honor que hayan pensado en él para “pregonarla y anunciarla” y más para personas como él que llevan toda la vida “metidos en esto”.
Un pregón que ha sido para Turrillo el epílogo de su vida cofrade, “la llave que cierra una puerta de la que seguro le queda aún algún capitulo” tal y como expresaba ante el público, aunque confiesa en segundo plano tras haber tenido papeles relevantes en la Semana Santa capitalina como hermano mayor de su hermandad, Las Penas y como presidente de la Asociación de Cofradías.
“Nadie sabe lo que va a pasar el día de mañana, lo que tengo claro es que no tengo animo de asumir de nuevo responsabilidades de primer nivel. Tiene que ser alguien muy cercano que tome la decisión de ser hermano mayor o en la Asociación de Cofradías y quiera contar conmigo en segundo plano para echar una mano, colaborar, si me lo piden estaré, pero no de cabeza de cartel”, ha asegurado, ya que cuando estás en un puesto así “das lo mejor de ti y no hay segundas partes buenas”.
De estos años de cofrade se queda cuando se consiguió estando de hermano mayor que Las Penas saliera de las Carmelitas y dejara el guardapasos, y la llegada del Resucitado durante su etapa de presidente de la Asociación de Cofradías.

“El museo del Viernes Santo por la noche lo tienen muy pocas semanas santas”
La Semana Santa de Ciudad Real considera que ha cambiado para mejor en los últimos treinta años. Se han traído pasos que son magníficos, ha explicado y la remodelación y reforma de otros, opina que están a un nivel extraordinario. También destaca los conjuntos escultóricos afirmando que “el museo del viernes santo por la noche, eso lo tiene muy pocas semanas santas”.
En estas tres décadas, explica, ha ido asumiendo una estética más sevillana, algo que está ocurriendo en gran parte de España. “Si te vas a Salamanca, ya está sacando muchas cofradías como en Sevilla, pero también si vas a Badajoz, hasta en Alicante y Elche. Esa influencia a nosotros nos llegó en el 92 como dije en el pregón, la cercanía de Sevilla con el AVE y las nuevas tecnologías han hecho que se trajeran muchas cosas de allí”.
Entre las cosas que se han perdido en la Semana Santa de Ciudad Real y se podría recuperar, para Turrillo están los armaos. Ha explicado que “es algo que se perdió en los años 70. Hasta la Guerra Civil la hermandad del Sepulcro era de armaos. Creo que el último año que salieron fue en 1995 con Medinaceli. Siempre en Martes Santo se traía una compañía de armaos de algún pueblo. Quizás habría que recuperarlos”.
Falta de participación, involucración y relevo
Lo que echa en falta es la participación, más compromiso e involucración, además de relevo. Ha comentado como hace poco hablaba un grupo de amigos en la radio de que se ha perdido mucho, ha explicado que recuerda que cuando era niño las hermandades sacaban más de 100 hermanos y que ahora se ven algunas con veinte. «La falta participación del hermano nazareno de túnica es porque Ciudad Real nunca fue una Semana Santa nazarena como en Sevilla, era más popular, no obstante las hermandades sí tenían antes un número muy bueno de hermanos. El Silencio, que es la más numerosas, sacaba más de dos mil hermanos».
Sobre la falta de compromiso e implicación de la gente considera que falta lo básico que es la fe, algo que achaca a la secularización. «Salir en una procesión con un capirote y un cirio durante horas o tienes una fe muy arraigada, o un cariño a las tradiciones o no lo haces. En una sociedad donde prima lo inmediato, los chicos lo quieren todo rápido, algo que no comulga mucho con la esencia de la Semana Santa y de la estación de penitencia».
También considera que hay que cuidar la imagen de los nazarenos, «no pueden salir a la calle con la túnica en malas condiciones, corta, eso se cuida mucho en otras partes».
Echa de menos que haya más gente joven que «tiene un flechazo en un primer momento, está un par de años y si no les das acceso a las juntas directivas se acaban diluyendo o se emparejan y desaparecen».
Se ha perdido en su opinión también la involucración los ciudadrealeños, ya que a medida que avanza la Semana Santa se reduce la gente por las calles. «El Jueves Santo ya no hay nadie». Otro problema que ve es que el Viernes Santo salen once cofradías de veinticuatro, sale el cincuenta por ciento, pero esto es complicado, en su opinión, hacerlo de otra forma.
El momento al que no puede faltar: Salir con su hermandad
El momento de la Semana Santa a la que no puede faltar es el del Martes Santo cuando sale con su hermandad. «Llevo saliendo más de treinta años, solo falté un año, el de después de la pandemia cuando había dejado mi mandato y necesitaba darme aire. Salir con mi hermandad de Las Penas es fundamental para mi».
Nombra otros momentos fundamentales para él, como ir a ver El Silencio y ha confesado que el Viernes Santo por la noche hay muchos que no puede perderse.