La amenaza de lluvia ha deslucido procesión del Santo Entierro, uno de los momentos más intensos de la Semana Santa de Ciudad Real y culminación del Viernes Santo de la capital. Dos de las cinco hermandes que procesionan han decidido por este motivo no realizar su estación de penitencia. Se trata de las dos con salida en la Catedral, el Cristo de la Piedad y la Nuestra Señora de los Dolores (Ave María), conocida como la Dolorosa de la Catedral, dos de las hermandades más antiguas de la ciudad.
Nada más conocerse la noticia, los hermanos de ambas cofradías y los presentes han dado muestras de su decepción, se ha escapado también alguna lágrima porque es mucha la ilusión por salir y ver en la calle a los titulares de ambas hermandades, pero también han reconocido que es mejor que encontrarse de repente con la lluvia, como ya pasó el Martes Santo a la hermandad de Las Penas. En la catedral no cabía un alfiler para poder contemplar los dos pasos y para rezar un viacrucis.

El luto y la solemnidad han sido las notas dominantes en el recorrido del resto de hermandades que han decidido seguir adelante con la procesión del Viernes Santo ciudadrealeño. La primera en salir ha sido una de las más antigua de Ciudad Real, la Hermandad del Cristo del Amor en su Descendimiento desde la Capilla de los Remedios alrededor de las 19,45 horas, aunque ha acortado su recorrido en casi una hora persiguiendo evitar la lluvia. Una hermandad cuyo dato más antiguo que se conserva es el de su refundación en el siglo XVII.
La gente se ha concentrado expectante ante la salida del paso que porta al misterio en la que se representa el descendimiento de Jesucristo de la Cruz por San Juan, Nicodemo y José de Arimatea bajo la observación de las afligidas Virgen María y María Magdalena. Con exorno florar de iris morado en su totalidad y una rosa roja en la mano derecha del Cristo simbolizando su sangre derramada.

Desde hace un par de año esta salida representa menos dificultad para los costaleros y menos riesgo para el conjunto escultórico ya que se reformó la puerta de la ermita para adecuarlas a la dimensiones del paso.
Además, este año junto a la Cruz del Cristo del Amor se sitúa un pelicano donado por un grupo de hermanos y realizado por el escultor granadino Jorge Marín. El pelícano, realizado en madera, policromada y estofada en oro fino, tiene en el pecho una ráfaga con rayos, que simbolizan la sangre derramada de Cristo hecha de cristal.

No han faltado este año tampoco figuras imprescindibles como el joven vestido de librea que porta la venia con la que la hermandad solicita permiso a la Asociación de Cofradías para iniciar el recorrido oficial en el palco del Prado. Ni la escolta de cuatro guardias civiles de la Comandancia de Ciudad Real.
Coral, música de capilla y saeta para recibir al Cristo del Amor en su descendimiento
Acompañado por la Coral Polifónica de Ciudad Real y música de capilla, el paso de misterio ha sido recibido por la composición ‘Ave Verum’ y por una saeta que se ha arrancado en un balcón cercano a la ermita de Los Remedios y ha despertados los aplausos de una plaza del Cristo del Amor abarrotada.
La parroquia de la Meced ha sido la siguiente parada en este Viernes Santo en la capital. La Hermandad de la Virgen de las Angustias ha cumplido con la expectación de los congregados en las inmediaciones, acompañada por la AMC Banda de Música de Puertollano que la ha recibido con ‘Ad Jesum per Maria’.

Un momento destacable ha sido como se ha acabado el murmullo de especulaciones de los que se han acercado a la salida de esta hermandad sobre si salía o no por la lluvia al sonar la marcha ‘La muerte no es el final’ que ha supuesto el instante en el que la Cruz de Guía de esta hermandad se ha puesto en la calle.

Sobre el paso, se trata una representación regia y vistosa del dolor de una madre al coger en su regazo el cuerpo de un hijo muerto. Claveles rojos, rosas rojas e impericum, erigium, palma, helecho y esparraguera componen el exorno floral que se completa, con la rosa roja que se aprecia en la mano del Señor que simboliza que la sangre de Cristo brota a la vida. Una escena que se completa con un sudario de 15 metros de largo confeccionado en tela de coshivo color crudo en los talleres de Cofrades de Pasión de Ciudad Real.
La solemnidad de los hermanos se ha manifestado por el negro de sus hábitos y cirios, en un cortejo que ha contado con mujeres de mantilla y una representación militar.

Y sin cambiar de ubicación los presentes han podido sentir la emoción de contemplar el imponente grupo escultórico del Santo Sepulcro y sentir la incertidumbre de poder sacarlo por esta puerta tan baja que supone un gran esfuerzo para los costaleros y que las alas del ángel que se encuentra a la cabeza del Señor tengan que ser montadas después.
Con la salida de esta hermandad el luto ha tomado protagonismo pleno con las túnicas de los hermanos que se completan con la capa blanca donde llevan bordadas las cruces de Jerusalén. Ha ido acompañado, como es tradición, de una representación de la Policía y musical de capilla que remarca la sobriedad de esta hermandad en su recorrido procesional.
Por delante iba el cortejo de niños que iban repartiendo estampas de la imagen y por detrás las autoridades civiles, religiosas y militares.
Presidencia
La presidencia de esta salida procesional ha estado encabezada por el párroco de La Merced Adriano Delgado Perea, con la participación de la presidenta de la Asociación de Cofradías, Yolanda Gómez, y la Comisión Permanente, y representantes institucionales como el alcalde de Ciudad Real, Francisco Cañizares junto el equipo de Gobierno al completo. Además de varios representantes de la corporación municipal de diferentes grupos políticos, además de representantes del gobierno regional y miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Se da la circunstancia que a esta fue el pasado año la única estación de penitencia que pudo posesionar desde el Domingo de Ramos a causa de un tren de lluvias que vinieron acompañadas fuertes rachas de viento.