La procesión de La Soledad ha salido a las cinco y media en punto de esta tarde, tal y como estaba previsto. Sin impedimentos climatológicos, más allá de un molesto y persistente viento, el cortejo procesional ha partido desde la Iglesia de San Pedro, sede canónica de la Hermandad que organiza la estación de penitencia de este Sábado Santo, en medio de un numeroso público de todas las edades, pero con destacada presencia de jóvenes. Buena parte de estos espectadores y devotos, apostados en los bancos y poyetes que bordean la plaza de la iglesia y en las aceras colindantes, han hecho gala de una costumbre típica de Ciudad Real, comer pipas mientras pasa la procesión.
La comitiva, que el año pasado tuvo que quedarse dentro del templo debido a la lluvia, ha podido en esta ocasión poner en marcha su recorrido, de algo más de tres horas de duración, por las principales calles del centro de la capital. Ciudad Real ha rendido un respetuoso, profundo e impresionante silencio al paso de esta estación penitencial compuesta los dos pasos a costal del Misterio y el palio de La Soledad.
Hermanos y cofrades, bajo la organización de la nueva Junta Directiva, aprobada el año el pasado, se mostraban “muy contentos e ilusionados” ante la ausencia de lluvia, anunciada inicialmente, y se felicitaban por poder procesiones después del chasco del año pasado y del “mal estreno” de los nuevos dirigentes, encabezados por la joven presidenta de la hermandad, Laura Arroyo. Durante los últimos preparativos del desfile procesional, Arroyo manifestaba a Lanza su alegría por poder salir por fin en procesión y se congratulaba de presidir “la Junta Directiva más joven (con una edad media de 30 años), para la hermandad más antigua de la capital”.

La de las mantillas
Desde el año pasado, Arroyo está al frente de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Tercios de los Siete Dolores, Santa Cruz en el Monte Calvario, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista, conocida popularmente como “la de las mujeres de mantilla”, ya que fue la primera hermandad que incorporó esta figura en sus desfiles procesionales. Esta tarde, han sido alrededor de unas 50 mantillas las que han procesionado junto a los pasos del Misterio y La Soledad.
A las puertas de San Pedro una escuadra de la Policía Nacional ha flanqueado la salida del desfile procesional, que se ha puesto en marcha después de que en el interior del templo el párroco Don Felipe pronunciara la preceptiva oración, otorgando la bendición al desfile. Tras la Cruz de Guía, el estandarte de la hermandad y el de la Comisaría de la Policía Nacional de Ciudad Real, ha comenzado a desfilar la comitiva, acompañada por los ligeros toques musicales.

Cuatro gotas levantan alarma en el público
En primer lugar ha salido el paso del Misterio que representa a la Virgen junto a San Juan en el momento de abandonar el Calvario, donde se alza la Santa Cruz. En esta composición, la Virgen de la Amargura es una talla de 1940, obra de José Rivero García, que como novedad este año presenta su reciente restauración a cargo del sevillano David Amores. Otro de los estrenos que la hermandad ha reservado este año para la Virgen de la Amargura ha sido el tocado de lamé dorado del S.XIX, que ha lucido, objeto de la donación de los cofrades.
El resto de las figuras de este paso, que empezaron a restaurarse hace algunos años y que aún la hermandad tiene en proyecto acabar con la fase de tallado, son San Juan Evangelista, obra de 2006 del sevillano Darío Fernández Parra, autor también de María Magdalena (2004) y María de Cleofás (2010). La imagen de María de Salomé es del imaginero sevillano Salvador Madroñal y está datada en 2015.
Nada más aparecer el Misterio en la plaza, una nube ha cruzado el cielo y ha descargado cuatro gotas contadas. Un murmullo de alarma ha corrido entre los presentes. Pero todo ha quedado en eso. Después, ha imperado el silencio completado por el olor a incienso que las puertas abiertas de la iglesia dejaba salir al exterior.
El Misterio, portado a costal por un grupo de 35 costaleros, ha salido acompañado por la Coral de la Santísima Trinidad de Torralba de Calatrava y ha lucido un friso floral silvestre compuesto por lavanda, iris, esparraguera, falsa pimienta, rosas moradas, rosa ramificada, lila y orquídeas. Una vez fuera del templo, se ha alzado la cruz que representa el monte Calvario. Se trata de una antigua cruz de la Hermandad del Cristo de la Piedad, de sección hexagonal que lleva cantoneras de metal sobredorado de la orfebrería de Ramón Orovio y un sudario en color blanco.
Con paso lento, pero firme y seguro, el Misterio, seguido de la Coral de Torralba, ha enfilado la salida de la plaza de la iglesia para dejar paso a la amplia comitiva de mantillas.

Salida de rodillas
Aunque, sin duda, el momento más emotivo, emocionante y esperado de la estación de penitencia de esta tarde lo ha protagonizado la salida de la titular de la hermandad, la Virgen de la Soledad. Entre las peticiones de un mayor silencio y respeto demandadas por el público congregado a las puertas de San Pedro, a las 17:48 han comenzado los preparativos en el interior del templo para sacar a la Virgen. Debido a las grandes dimensiones del palio, los costaleros, una cuadrilla de 30 van debajo del paso, tienen que sacarla de rodillas, en una complicada y dura maniobra, que tienen muy bien ensayada. En este momento, se ha nublado ligeramente el cielo, pero como las gotas de lluvia caídas durante la salida del Misterio, ha sido puntual. La pericia de los costaleros ha hecho que La Soledad estuviera en la plaza apenas cinco minutos después. Algunos tímidos aplausos se han arrancado entre los presentes, que han sido silenciados por el resto que, de nuevo, ha reclamado silencio.
A la salida de La Soledad, la banda de música apostada junto a la iglesia ha interpretado el himno nacional, y a las 17:55 se ha producido la primera alzada del palio para emprender el descenso y viraje hacia la calle Ruiz Morote.



Nueva túnica, fajín y 1.200 rosas blancas
La Soledad, figura de 1946 obra del escultor conquense Luís Marco Pérez, ha estrenado este año una túnica de origen otomano de terciopelo color cardenal, datada a mediados del S.XIX. El fajín de punto de seda rojo bordado con hilo de oro ha sido otro de los estrenos que, junto a un pañuelo de encaje de Bruselas también del S.XIX, ha portado esta tarde la imagen de la Dolorosa. Todo ello donado por los hermanos de la cofradía a la Virgen.
El palio de La Soledad ha contado, este Sábado Santo, con el acompañamiento musical de la Banda de Calzada de Calatrava y el exorno floral ha estado compuesto por más de 1.200 rosas blancas, colocada en jarras en forma piramidal.
De cara al próximo año, según ha comentado a Lanza la hermana mayor de la cofradía, Laura Arroyo, la restauración de esta Virgen Dolorosa es uno de los proyectos que la nueva Junta Directiva tiene en mente. La intención es que la talla ya remozada salga a las calles de Ciudad Real en la procesión de 2026.

Un cortejo de 300 personas
Unas 300 personas han integrado el cortejo procesional esta tarde, entre los aproximadamente 100 costaleros que se turnan en los relevos de los pasos, medio centenar de mantillas y otros tantos nazarenos, además de los acólitos y farileros.
Cerrando el desfile de la estación de penitencia, en la presidencia institucional, han procesionado la concejala del Ayuntamiento de Ciudad Real, Aurora Galisteo, junto a una representación de la hermandad, de la Asociación de Cofradías de la capital y varios miembros de la Policía Nacional, encabezados por el subinspector, Vicente Camacho. Un destacamento de 10 miembros voluntarios de este Cuerpo de Seguridad del Estado, entre los que se contaban tres subinspectores, dos oficiales, tres policía y dos efectivos en prácticas, han escoltado durante todo el trayecto a la Virgen de la Amargura y la Virgen de La Soledad.

Al filo de las seis de la tarde, la comitiva procesional se encontraba al completo fuera del templo para iniciar el desfile que ha discurrido, sin mayores dificultades técnicas para los porteadores, por las calles Ruiz Morote, Paloma, Cruz, María Cristina, Feria, Caballeros, Pasaje de la Merced, Toledo, Rosa, Camarín y Prado, para volver a coger la calle Feria en dirección a María Cristina, cruzar la Plaza Mayor, bajar por General Aguilera hasta la Plaza del Pilar y por Ramón y Cajal regresar a San Pedro, en torno a las nueve de la noche, según las previsiones.
Las marchas fúnebres que ponen el toque musical a esta procesión, han destacado a su paso por las inmediaciones de la Plaza Mayor con piezas como ‘Cristo de la Alcazaba’, ‘La Madrugá’ o ‘Cristo de la Sangre’.

La cofradía más antigua de la capital
La historia de la Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, Tercios de los Siete Dolores, Santa Cruz en el Monte Calvario, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista se remonta a 1565, año de su fundación, lo que la convierte en la hermandad más antigua de Ciudad Real capital, según subraya su presidenta, Laura Arroyo.
Al rededor de 400 cofrades integran esta hermandad que viste túnica de sarga negra con capillo del mismo color y escudo de la hermandad bordado en a la altura del pecho, cinturón de esparto de 12 centímetros, zapato y calcetín negro. Esta histórica cofradía cuenta, además, con varios nombramientos honorarios, entre los que destacan el de la reina Victoria Eugenia, distinguida con el título de presidenta honoraria en el año 1929 y los de los reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía que, en 1976, fueron reconocidos, respectivamente, como hermano mayor honorario y camarera mayor honoraria.
