El Viernes de Dolores ha hecho sonar los tambores y las cajas desde primera hora de la mañana en los aledaños del Colegio Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real, calentando las muñecas para redoblar cuando el olor a incienso y la procesión de escolares saliesen por las puertas del Centro para recorrer un camino que lleva quince años peregrinándose desde la solemnidad y la tradición que se trasmite de generación en generación.
Quince años no son nada y, sin embargo, a veces lo suponen todo. Y se nota, cuando en momentos como el que se ha vivido este viernes en el Colegio Nuestra Señora del Prado miras a la cara a los alumnos más mayores, mientras acompañan a los pequeños capirotes que forman parte de algo que será grande cuando lo miren pasados unos años y se recuerden siendo aquellos niños que asumen su testigo.
Los trajes de nazarenos hechos de plástico, los costales de toallas blancas, los medallones de cartón que llevan impresas las figuras de los niños Jesús improvisados. Podría parecer un Carnaval, de no ser por la fe y la devoción con la que ha crecido esta tradición en la que participan centenares de alumnos, profesores y padres de los Marianistas.
Suenan los instrumentos de viento y los tambores, se impregna el aire de olor a incienso y en esa atmósfera de Semana Santa, cada uno siente por dentro, dándole sentido a todo lo que le rodea. Y se aprecia cuando los alumnos que pronto se marcharán para seguir construyendo su futuro, se arremolinan en las balaustradas, para acompañar en los estribillos que perdurarán el resto de sus vidas en ese himno.
Cautivo te llevan
yo voy siguiendo tus pasos Padre, desde la escuela
lo que daría yo por quitarte esas cadenas,
acariciar tus manos, tu pelo y tu piel morena.
Algunos miran al cielo, los padres centran las cámaras de los teléfonos móviles y los pequeños nazarenos aguardan al silencio y los aplausos para seguir sus pasos penitentes, sabedores de su propósito que llevan ensayando desde que comenzó el curso.

El Niño Jesús, Jesús Cautivo y la Virgen de la Salud, de uno en uno, desfilan entre las filas de personas que hoy los acompañan desde el Paseo de Carlos Eraña, la calle Islas Canarias, la calle Madrid donde se ha saludado a la Hermandad del Prendimiento, calle Cantabria, calle Nuestra Señora de Los Ángeles, calle San Rafael para regresar al colegio y dar por concluida una procesión que será preámbulo de la recogida de notas y unas vacaciones que serán breves.
El director de Infantil en el Centro, Javier Zarco, se felicitaba por poder conservar esta tradición que dura ya quince años. “Queremos inculcar a los niños esta bonita cultura popular que tenemos en nuestra ciudad y estamos felices por poder celebrarla un año más”.
Para el Centro, ha dicho, “éste es un día de los que señalamos en el calendario escolar al empezar el año y estamos muy ilusionados de poder compartirlo no solamente con la comunidad educativa, sino con el barrio y con toda la ciudad este trabajo que hacemos con tanto cariño y con tanta ilusión”.
Justo antes de empezar la procesión, ha habido un pequeño cónclave para escuchar los últimos detalles, donde los alumnos de Secundaria son vitales para el desarrollo. Ellos, precisamente, “lo viven de forma muy especial, recordando con mucho cariño cuando a ellos les tocó procesionar”.
Tres pasos en andas
Durante el recorrido procesional, los alumnos de Nuestra Señora del Prado de Ciudad Real han sacado tres pasos en andas, un niño Jesús, un Jesús Nazareno y la Virgen de la Salud.
La banda de tambores infantil de Pilatos y la Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva han acompañado a los pequeños nazarenos y portadores en su estación de penitencia, a la que han asistido centenares de vecinos.

Zarco ha mostrado su satisfacción. “Somos un colegio religioso, a la vez que queremos transmitir a los niños la cultura popular de nuestra ciudad. Todo comenzó con la ilusión de los niños y el interés de los distintos centros que tenían sobre la Semana Santa, y al fina todo esto ha ido a más hasta llegar a lo que es hoy en día”.